El cantante canadiense Justin Bieber ya abandonó el escenario alegando que las fans estaban gritando mucho; desde el balcón de un hotel escupió a los fans que lo esperaban en la puerta; y, recientemente, agredió con un golpe a un fan que intentó hablar con él en la entrada de un show.
A pesar de todo eso, él es uno de los artistas más aclamados en el mundo por millones de adolescentes y adultos. Sus fans brasileños, por ejemplo, están acampados desde noviembre en la puerta de los lugares en los que el joven cantante va a presentarse recién el año que viene, en marzo y abril. Ellos adoran a Bieber, independientemente de cualquier actitud.
“Cada ser humano ha considerado a su propio dios. En general, en los deportes, los locos endiosan a sus ídolos. En el mundo de la música, otros locos endiosan a los cantantes. En fin, en cada segmento de éxito hay siempre un dios idolatrado por la pasión popular. Cada idólatra tiene su propio dios. ¿Cómo separar al Único y verdadero Señor Dios de los demás?” – cuestiona el obispo Edir Macedo en un texto publicado en su blog.
Este tipo de comportamiento en una persona, el de admirar a alguien al punto de ponerlo por encima de todo, es una conducta que desagrada a Dios, pues solamente Él debe ser adorado.
Poner cosas, animales o personas por encima de Dios en su vida es pecado capital y no tiene perdón, salvo si eso fuera apartado de su corazón.
“El mayor pecado del ser humano se llama idolatría. Por eso, el primer gran mandamiento dice: amarás al Señor, tu Dios con todo tu corazón, con todo tu entendimiento, con todas tus fuerzas, y con toda tu alma. Y si usted transgrede ese mandamiento, está tan condenado al inferno como cualquier delincuente”, afirma el obispo.
Dios invisible
Abraham se volvió el referente del Dios Vivo en la Tierra. Él creyó en el Dios invisible con tanta confianza que ofreció a su propio hijo, Isaac, para el sacrificio.
“La creencia abrahámica cambió el sentido de creer en Dios. La relación con el Dios invisible enseña eso. Al invocar al Dios de Abraham, estamos definiendo nuestra fe, de forma inteligente, en el Señor que Se reveló a Abraham, le hizo promesas y las cumplió hasta en los mínimos detalles.”
Abraham enseña que no se debe medir esfuerzos para practicar la fe inteligente, y que es necesario separar la fe de la emoción, de los sentimientos del corazón.
No hay problema cuando elogiamos y nos gusta el trabajo de un artista, pero cuando adoramos a otra persona, animal o cosa por encima de Dios, cometemos el pecado de la idolatría. Debemos adorar a Dios sobre todo lo que valoramos en la vida, de una manera inteligente, reflexionando y usando la consciencia.
Si usted ha enfrentado problemas con la idolatría, no logra liberarse de eso y desea recibir una orientación espiritual, busque la Universal más cercana a su casa. Ingrese aquí para conocer la dirección de la Iglesia más cercana a usted.
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