Según la ciencia, el perdón puede proporcionar innumerables beneficios para la salud física y mental, además de promover la cocreación de una realidad más próspera en todos los aspectos. Por otro lado, los estudios demuestran que la falta de perdón desequilibra tanto el cuerpo como la mente.
Recordar constantemente situaciones emocionalmente desgastantes y alimentar traumas del pasado pueden aumentar los niveles de tristeza, rabia y estrés, impactando negativamente en la salud.
En este contexto, perdonar no se resume a sentimientos, es decir, guardar rencor mientras el deseo de perdonar no llega, sino a tomar una decisión consciente de que conceder el perdón puede transformar la vida de quien perdona.
El acto de perdonar no es olvidar lo que sucedió, sino abandonar los malos sentimientos y evitar los pensamientos que nutren emociones negativas. De acuerdo con una investigación de la Universidad Johns Hopkins, el perdón ayuda a reducir el riesgo de ataques cardíacos, a disminuir los niveles de colesterol, a mejorar la calidad de sueño y a regular los niveles de depresión, ansiedad y estrés.
Para Elainne Ourives, psicoanalista, neurocientífica y especialista en emociones humanas, perdonar es una decisión para liberar resentimientos y heridas, la cual le permite a una persona seguir adelante, liberándose de las ataduras emocionales.
Ella destaca otro beneficio del perdón que aún fue poco explorado: la prosperidad. “El proceso (de perdonar) impacta directamente en el bienestar físico, mental e incluso financiero. En cambio, quedarse preso a la falta de perdón, en realidad, es una barrera que le impide al individuo alcanzar una vida más abundante y próspera”, declara.
La neurocientífica también relata que el daño por guardar resentimiento y rencor se produce porque las emociones negativas, como la rabia y la tristeza, vibran en frecuencias bajas, según la Escala de la Conciencia de Hawkins, causando un desequilibrio emocional.
Por otro lado, el perdón vibra en frecuencias altas, produciendo sensaciones de aceptación, gratitud y amor. “Cuando una persona no perdona, es como si cargara un ancla emocional que la mantiene presa al pasado, bloqueando la llegada de nuevas oportunidades y experiencias positivas. Sin embargo, cuando decide perdonar, eleva su vibración energética, abriendo puertas para una serie de beneficios, como la paz interior, la mejora en las relaciones interpersonales e incluso la prosperidad económica”, afirma la especialista.
El acto de perdonar también beneficia el cuerpo, reduciendo la tensión muscular, fortaleciendo el sistema inmunológico y causando sensación de ligereza y disposición. Para Ourives, el perdón también está profundamente relacionado con la cocreación de la realidad que, según la neurociencia, es la capacidad de influenciar activamente en la realidad, al reprogramar el cerebro para interpretar de forma positiva las experiencias vividas.
En este sentido, quien perdona rompe los patrones mentales que mantienen su vida estancada y abre la mente para las oportunidades que, si estuviera preso al pasado, probablemente no percibiría. En otras palabras, quien se niega a perdonar, por pensar que es injusto concederle el perdón a quien no lo merece, termina perjudicando su propia vida. Es como tomar una dosis de veneno todos los días creyendo que el otro se sentirá mal.
Muchas veces, la persona resentida se apega al rencor pensando que perdonar sería permitir que los demás la lastimen de nuevo, cuando, en realidad, es exactamente lo contrario; porque, al insistir en mantener vivo el pasado, ella perjudica su presente y revive los malos sentimientos que la influirán negativamente en su futuro.
Es necesario romper ese círculo vicioso para vivir de forma más tranquila y saludable. Para eso, no hay mejor época que el cambio de calendario, con el inicio de un nuevo año y con la oportunidad de tomar actitudes diferentes para tener una nueva vida.