No deje que su corazón sea corrompido
Después que Job perdió a todos sus hijos, todos los bienes y su salud, su mujer se acercó y le dijo: “… -¿Aún te mantienes en tu integridad? ¡Maldice a Dios y muérete!” (Job 2:9).
Claro que Job no siguió su consejo; al contrario, la reprendió: “…Como suele hablar cualquier mujer insensata, así has hablado…” (Job 2:10)
La trampa de Balaam
Balaam fue un profeta que aceptó el soborno de Balac, rey de los moabitas, para profetizar en contra a los hijos de Israel. Sin embargo, profetizó en contra el propio Balac tres veces.
Para no perder la gran cantidad recibida como pago, le enseñó al rey de los moabitas a tender una trampa a fin de destruir el pueblo de Israel. Su enseñanza consistió en enviar al campamento de los soldados de Israel las mujeres más bonitas del lugar.
El objetivo era corromper sus corazones; no solo moral, sino también espiritualmente, haciendo que ofrezcan sacrificios a sus dioses. De esa forma, el Señor se apartaría de ellos y serían presas fáciles para el ejército de Balac:
“…cuando el pueblo empezó a prostituirse con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo a los sacrificios de sus dioses; el pueblo comió y se inclinó a sus dioses. Así acudió el pueblo a Baal-peor, y el furor del Señor se encendió contra Israel.” Números 25.1-3
“Ellas, por consejo de Balaam, fueron causa de que los hijos de Israel pecaran contra el Señor en lo tocante a Baal-peor, y por eso hubo mortandad en la congregación del Señor.” Números 31.16
Podemos comprobar que la fuerza de la mujer está en el poder de persuasión de la palabra, la cual tiene más fuerza que la de cualquier hombre. Sus halagos son casi irresistibles. Prueba de esto es el hecho de que, casi siempre, la mujer logra llevar a su marido y a toda su familia a la iglesia mientras que el marido difícilmente logra hacer lo mismo.
También hemos notado que las viudas siempre logran educar a sus hijos y administrar bien sus casas, aun sin contar con experiencia anterior en eso.
Mientras tanto, los viudos difícilmente logran lo mismo; sin la ayuda de una compañera, encuentran grandes dificultades para dirigir sus hogares, muchos de los cuales terminan desmoronándose.
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