Aquel que cree en Él no debe tener miedo de morir, porque también resucitará
De tanto oir de un acontecimiento, éste termina perdiendo el sentido para nosotros. Para que sepa de lo que estoy hablando repita cualquier palabra cincuenta veces en voz alta. Eso es lo que sucede con muchos mensajes e historias bíblicas. Desde chicos escuchamos hablar de ellas. Si no nos detenemos a pensar en lo que realmente significan, no tendrán ningún valor ni beneficio en nuestras vidas.
Uno de esos mensajes es el que registra uno de los hechos más importantes en la Bíblia: Jesús resucitó. Al oir eso, el oyente se queda con cara de póquer, sin reacción, como quien dice: “Él resucitó“ Si, ¿y qué?.
Espere un poco, no es tan simple. Piense en la palabra resucitó, volvió de la muerte a la vida: estaba muerto y revivió. ¿Usted conoce a alguien entre sus amigos que esté vivo hoy, pero ya había estado muerto y sepultado durante tres días? No creo.
El mes pasado, en Inglaterra un jugador de fútbol cayó desmayado durante un juego. Fabrice Muamba, 23 años, sufrió un paro cardíaco; fue socorrido inmediatamente por el equipo de paramédicos del estadio y llevado al hospital. Por 78 minutos, el corazón de Fabrice dejó de latir, a pesar de 15 intentos de resucitación con un desfribilador. Durante este período, el jugador estaba clinicamente muerto, según los médicos. Milagrosamente, en el septuagésimo noveno minuto, el corazón volvió a latir y Fabrice volvió a la vida. Todavía está en recuperación, pero fuera de peligro.
Gracia a Dios que él está bien. Vuelva a jugar al fútbol o no, Fabrice ya tiene una historia y experiencia para dar charlas motivacionales, escribir libros, y hacer que muchos piensen en su propia muerte. Él es sólo un jugador de fútbol, hasta entonces desconocido, cuyo corazón paró de latir por una hora y dieciocho minutos. Pero fue noticia en todo el mundo.
¿Qué se puede decir entonces de la resurrección del Señor Jesús?¿Por qué al mundo parece no importarle?
Si Él resucitó, entonces: Él venció a la muerte; está vivo hasta hoy; quien cree en Él no necesita tener miedo de morir, porque también resucitará. Las heridas, dolores y maldiciones que estaban sobre Él en la cruz están derrotadas.
Un día usted tendrá que comparecer delante de Él y dar cuenta de cómo vivió su vida. Si usted se somete a Él en esta vida, Él le permitirá vivir con Él en la próxima.
Esas conclusiones no son mínimas, ni de poca importancia. Pero qué es lo va recordar o tal vez hablar con sus amigos, después de leer ese artículo ¿del jugador de fútbol o de aquel que dió la vida por usted?