Ocurrió en Holanda, es el primer caso de eutanasia debido al alcoholismo del que se tiene noticia. La persona que optó por el fin de la vida para librarse de la adicción fue Mark Langedijk, un holandés de 41 años de edad, que dejó a dos hijos, además de otros familiares.
Mark sufría con dependencia química hacía muchos años y hace, por lo menos, 8 intentaba su rehabilitación. Durante ese tiempo pasó por 21 internaciones en clínicas y hospitales, pero siempre volvía al vicio.
“Mis padres, especialmente, hacían todo lo humanamente posible para salvar a Mark”, cuenta su hermano, Marcel, responsable de divulgar el caso en la revista holandesa Linda. “Ellos adoptaron a los dos hijos de Mark, lo acogieron cuando el matrimonio finalmente colapsó, lo ayudaron a encontrar un lugar, encontraron una clínica de rehabilitación, le dieron dinero, apoyo y amor incondicional.”
Aun con toda esa ayuda, él no fue capaz de librarse del vicio. Hasta llegar al punto de confesarle al hermano: “Me quiero morir.”
Marcel cuenta que se enojó con el hermano porque la familia nunca se negó a ayudarlo y siempre creyó en un final feliz. El propio Mark, entre tanto, le pidió al Gobierno llevar a cabo eutanasia autorizada y, el día 14 de julio pasado, renunció a su propia vida.
Él fue una de las 5,5 mil personas que optaron por la eutanasia en Holanda en el espacio de 1 año. Al fin de su vida presentaba calma, comió sándwiches y bebió junto a los familiares.
La cura del vicio
Mark perdió dinero, familia, paz y la propia vida debido al vicio. Creyó que se libraría del sufrimiento si muriese.
“Esa es la gran mentira que el diablo implanta en la mente de las personas que están desesperadas y cansadas de tanto sufrimiento”, explica el obispo Júlio Freitas.
Él afirma que todos os problemas son reversibles con Dios, menos sacarse la propia vida: “Es exactamente para el suicidio que no existe fin o solución.”
Vertrudes pasó por una situación semejante a la de Mark Langedijk. Adicta a las bebidas alcohólicas, le causó muchos tormentos a su familia.
“Cuando bebía, me volvía otra persona. Mala, nerviosa, peleadora.”
El cambio en la vida Vertrudes ocurrió después de que ella participara en el Tratamiento para la Cura de los Vicios, en la Universal. Ella cuenta que solía ver los testimonios transmitidos por la televisión a la noche y creía que aquella era la solución para su problema: “Yo siempre pedía: ‘Por amor Dios, llévame allá.’”.
La situación de Vertrudes era tan desesperante que cuando no tenía bebida en la casa, llegaba a mezclar azúcar, agua y alcohol de cocina y lo tomaba.
Mariano Goyena tenía su vida literalmente destruida, no le encontraba un sentido a su existencia. Con su familia llegaron al punto de perder la dignidad porque se veían obligados a pedir prestado, pues no tenían dinero ni para comer.
“Recuerdo que tuvimos que vender las pocas cosas que había en casa para poder comer. Obviamente esto trajo aparejado problemas en otras áreas. Problemas en la salud y en la familia peleas y discusiones constantes. No había paz ni diálogo pero sí mucho consumo de alcohol y deseos de morir, mi madre dormía con un arma debajo de la almohada amenazando con matarse. Mi vida sentimental era un fracaso, era una persona sin perspectiva, sin objetivos. Tenía fe, pero una fe negativa, no me arriesgaba a hacer nada porque pensaba que me iba a salir mal”, cuenta.
Él sufrió con problemas en todas las áreas hasta que tuvo una oportunidad de materializar su fe y cambiar su historia. Esa chance fue la Hoguera Santa. “Mi vida era un infierno, al participar de las reuniones conseguí un trabajo y quedé efectivo, antes solo hacía changas. Paulatinamente fui creciendo, consiguiendo mejores condiciones laborales. Esto me fue llevando a ampliar mi visión y decidí abrir mi emprendimiento.
Cuando participé de la Universal, mi vida comenzó a cambiar de manera extraordinaria, sacrifiqué y hubo un cambio de 180 grados. Mi mente cambió, conquisté una empresa, una fábrica de butacas. Realizamos butacas para estadios de fútbol, cines, teatros, universidades y comunidades religiosas. Contamos con empleados, tenemos maquinaria específica para mecanizar el producto y varios vehículos. Me casé y soy muy feliz. Mi familia está unida, deje el vicio, todo cambió.
En el caso de que usted esté sufriendo debido a una dependencia química, no desista. Participe en el Tratamiento para la Cura de los Vicios y aprenda a poner la fe en acción a fin de combatir ese mal. Todos los domingos a las 15h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro.
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