«Cuando llegaba el día en que Elcana ofrecía sacrificio, daba porciones a Penina su mujer y a todos sus hijos e hijas; pero a Ana le daba una doble porción, pues él amaba a Ana, aunque el Señor no le había dado hijos. Y su rival la provocaba amargamente para irritarla, porque el Señor no le había dado hijos. Esto sucedía año tras año; siempre que ella subía a la casa del Señor, la otra la provocaba. Y Ana lloraba y no comía.» 1 Samuel 1:4-7
El secreto de la Fe Viva para los atribulados de espíritu
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