El secreto de la vida es DAR, y no estamos hablando de dinero.
El Señor Jesús dijo: “Pero el que beba del agua que Yo le daré, no tendrá sed jamás, sino que el agua que Yo le daré se convertirá en él en una fuente de agua que brota para vida eterna” (Juan 4:14).
Piense conmigo, ¿qué es una fuente? La fuente siempre está brotando. No recibe nada, solo da. Si usted tapa por un lado, sale por otro.
¿Y cómo está el mundo hoy? Las personas se juzgan unas a las otras y viven criticando.
Vea lo que dice la Palabra de Dios: “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. Dad, y os será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en vuestro regazo. Porque con la medida con que midáis, se os volverá a medir” (Lucas 6:37-38).
¡Observe el consejo del Maestro! En vez de juzgar y criticar, ¡DAR!
El amor de la Biblia no es el amor de besos y abrazos, sino el amor de DAR. “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Cuando una persona está dispuesta a dar es imposible que no reciba. No hablamos de dar con el interés de recibir algo a cambio, sino de dar sin esperar algo. Pero las personas en el mundo hoy solo quieren recibir.
“Nadie tiene un amor mayor que este: que uno dé su vida por Sus amigos” (Juan 15:13).
Solo ama quien da. ¿Y cómo debemos ser los cristianos? Diferentes al mundo, porque el Señor Jesús nos enseñó a dar.
Si usted da poco, recibirá poco. Si usted da mucho, recibirá mucho. Y si no da nada, ¡no recibirá nada! Por eso debemos pensar siempre qué podemos hacer para ayudar a las personas.
Pero existen los tacaños, los que guardan lo que tienen y lo esconden de los demás. El Señor Jesús llama a esas personas necias, como a aquel hombre que, en vez de dar, agrandó sus graneros para guardar sus grandes riquezas y le dijo a su alma que gozara y viviera. Y Dios le dijo: “…¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?” (Lucas 12:20).
Usted debe orar por las personas y preguntarse cómo las puede ayudar: “Porque tuve hambre, y Me disteis de comer; tuve sed, y Me disteis de beber; fui forastero, y Me recogisteis; estuve desnudo, y Me cubristeis; enfermo, y Me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a Mí” (Mateo 25:35-36).
Dios nos da el aire, nos da la luz, la naturaleza, nos da Su Espíritu. Él nos da sin esperar recibir. DAR, DAR y DAR, esa es la idea de Dios.
Piense en lo que puede hacer usted para dar a su hijo, a su pareja, a las personas… Muchos no reciben porque no dan. ¡Dar es el secreto de todo! Que Dios le bendiga.
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