La Salvación no es para todos y podemos probar eso en una oración que el Señor Jesús hizo cuando estuvo en forma de hombre en la Tierra.
Para el Señor Jesús, hay dos grupos de personas: los que Le pertenecen y los que no.
Los que practican Su Palabra, las enseñanzas que dejó, y los que creyeron en Él como su único Salvador, son los que forman parte del grupo de personas por las que Él intercede.
Mire las palabras que el Señor Jesús dejó en Su oración: “porque las palabras que Me diste, les he dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de Ti, y han creído que Tú me enviaste. Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que Me diste; porque Tuyos son.” (Juan 17:8-9)
En el versículo anterior, Él se dirige al Padre, diciendo que enseñó los mandamientos, y que las personas que lo recibieron creen en Él como Salvador.
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Incluso en este pasaje, Él destaca: “Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo, sino por los que Me diste; porque Tuyos son.”
Cuando el Señor Jesús hace esa separación, Él deja claro que están los que son de Él y están los que son del mundo. Y por esos Él no intercede.
Fue exactamente eso lo que observó el obispo Edir Macedo durante una transmisión en vivo en su página oficial en Facebook: “Él separa. Él hace una tremenda separación entre el mundo y aquellos que oyen Su Palabra, aquellos que son humildes para aceptar Su Palabra. Entonces sea humilde. Usted debe buscar: “¡Oh, Dios mío! ¿Qué quieres de mi vida? No quiero usar este ser para mí, quiero usarlo para la gloria de Tu nombre. Hágase Tu voluntad en mi vida. “Cuando usted hace eso, con sinceridad, el Reino de Dios viene sobre usted, el Espíritu Santo viene sobre usted. Por qué usted une su voluntad con la voluntad de Dios.”
Por lo tanto, si usted desea entregar su vida a Dios y buscar la Salvación Eterna que el Señor Jesús ofrece, participe hoy en una reunión de la Universal más cercana a su domicilio. Ingrese aquí para ver la dirección.
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