“El hombre sincero camina seguro, quien va con rodeos es descubierto.” Proverbios 10:9
Dios le pide a Su pueblo sinceridad.
La palabra viene de “sin cera”, porque en la antigüedad, cuando un jarro se quebraba, el alfarero lo reparaba con cera y lo pintaba por encima para que no se descubriera la quebradura. Pero a veces por el sol o el paso del tiempo se descubría.
Eso es ser sincero, estar entero, ser íntegro, no tener fisuras.
La persona que es sincera camina segura, no tiene miedo, no se asusta.
Muchos no han sido sinceros sino falsos. Son una cosa por delante y otra por detrás, son de una manera en la iglesia y de otra fuera de ella. Dan mal testimonio del Señor Jesús porque tienen una fachada de cristianos pero su carácter es completamente diferente.
En cambio, cuando la persona es sincera es igual en todos lados y camina tranquila… “Quien no debe no teme”.
Cuando uno es sincero con Dios, con su esposa, con sus hijos, con los demás, camina confiado, vive en paz, apoya la cabeza en la almohada y duerme tranquilamente.
El sincero no da vueltas, es sí o no. Pero el que no es sincero da rodeos, está acostumbrado a engañar y a dar vueltas. ¡Y quien da muchas vueltas se marea y cae!
La persona sincera va al grano. Si se equivocó dice “Perdón, me equivoqué”. Cuando David pecó no le echó la culpa a nadie, asumió su error y, por haber sido sincero, Dios lo perdonó.
Se le pueden esconder cosas a los hombres, pero no a Dios. La Palabra de Dios dice:
“Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no haya de salir a luz.” Marcos 4:22
Muchos no están caminando seguros porque no están siendo sinceros.
“Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.” Mateo 5:37
Para recibir el Espíritu Santo uno tiene que ser sincero, abrir el corazón, entregarse 100% sin reservas para que Dios le dé la plenitud de Su Espíritu.
Cuando el Señor Jesús curó a un paralítico demostró que Él sabe todas las cosas, aunque nadie se las diga:
“Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla Este así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar pecados, sino solo Dios? Y conociendo luego Jesús en Su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones?” Marcos 2:6-8
Note que ellos no Le habían dicho ni una sola palabra, pero Él sabía lo que estaban pensando.
Él conoce todas las cosas y Se agrada de la sinceridad. Se agrada del hombre que le es fiel a su esposa, aunque ella está lejos, porque sabe que Dios lo está viendo. Por eso no debemos ser necios, Él conoce todas las cosas.
Y a aquellos que son sinceros y Le dicen que no quieren vivir más de fachada, la sangre de Jesús les lava sus pecados para que pasen a ser nuevas criaturas y también Él les da Su Santo Espíritu.
“El hombre sincero camina seguro, quien va con rodeos es descubierto.”
Este versículo es para todos, la Palabra de Dios nos madura. Y los cielos y la tierra pasarán, pero la Palabra de Dios no pasará.
La persona de Dios debe ser sincera y transparente esté donde y con quién esté, sola o acompañada. No debe ser como el camaleón que cambia de colores según la ocasión. Debe ser como es y se acabó.
Por eso cuando vinieron a prenderle Jesús dijo: “Yo soy” y ellos cayeron por tierra.
Quien es sincero camina seguro. ¿Tendrá persecuciones y luchas? ¡Sí! Pero estará seguro.
No es necesario que el pastor esté cerca del hombre que es sincero para que él cumpla con Dios con sus diezmos, con sus ofrendas, con sus tareas para Dios. Porque el hombre sincero no promete una cosa y da otra.
¿Ha sido sincero con Dios?
¿Ha sido sincero con usted mismo?
La sinceridad da seguridad.
Piense en eso.
Obispo Francisco Couto