Antes de conocer la Universal, Isabel estaba atravesando problemas de salud y con sus hijos. El maltrato estuvo presente en todas sus relaciones y pensaba terminar con su vida: “Recuerdo que con mi primer esposo sufrí violencia verbal. Así pasé años hasta que me separé. Pasó un tiempo y conocí a una persona con quien tuve una pareja de 13 años, pero me sucedió lo mismo, la violencia de género se hizo presente.
Eso me llevó a la depresión, no quería salir de mi casa, ni comer. Encima de todo, la relación con mis hijos no estaba en su mejor momento, porque nos la pasábamos peleando. Me daban ataques de nervios y nadie podía hablarme.
Llegué al límite, ya no quería vivir porque la depresión te lleva a eso. Estando en esa situación sufrí un accidente automovilístico. La columna me quedó desviada, los médicos decían que no había operación que me pudiera ayudar. Los dolores eran muy fuertes, me dieron calmantes para tomar el resto de mi vida.
Gracias a la invitación de una amiga llegué a la Universal, comencé a hacer las Cadenas y aprendí a usar la fe. Lo primero que logré fue la paz, ya que de noche no podía dormir sin tomar pastillas. La depresión se fue, continué con mi lucha y fui curada de la columna, no tomo ningún tipo de medicación, gracias a Dios.
Lo más importante que logré fue recomponer la relación con mis hijos, nos comunicamos de forma fluida, mi vida cambió por completo”.
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