En realidad, lo que importa, es la calidad de fe que se posee
Por desconocer el poder real de la fe sobrenatural, muchos piensan que el tamaño de la fe es lo que hace la diferencia en la realización de milagros. Probando el completo desconocimiento de las Escrituras Sagradas, muchas personas le piden a Dios una porción mayor de fe en sus oraciones.
Pero la fe no se alcanza a través de oraciones, vigilias y, mucho menos, de ayunos. Ésta solo puede ser fortalecida al oír la Palabra de Dios, según lo que ya está determinado: “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” (Romanos 10.17).
Si deseamos tener una fe inquebrantable, no hay otro camino a seguir: tenemos que permitir que la Palabra de Dios alimente nuestro espíritu. Ésta es la única fuente de la fe, ya que por medio de la Palabra de Dios captamos tanto la mentalidad de Dios como Su carácter.
La fe sobrenatural tiene el poder de traer a la existencia lo que no existe, y le da coraje para hacer que su vida funcione en todas las áreas. Todos dependemos de la fe y podemos usarla en todo. Por ejemplo, cuando usted se levanta de la cama, cree que sus piernas lo pueden sostener; cuando abre la canilla, cree que va a salir agua. Pero estos ejemplos están relacionados a la fe natural.
Y la fe sobrenatural… ¿Qué es?
Es lo que nos lleva a creer que lo imposible (las promesas de Dios) será posible. ¿Por qué? Porque Dios prometió y tiene que cumplir, ya que Él no es mentiroso. ¡Él es el Creador! Todo lo que existe comenzó a existir a través de Su palabra. Cristo dijo: “Sea hecho conforme a tu fe” y el ciego pudo ver; el paralítico se levantó, la lepra desapareció y el muerto, sepultado hacía cuatro días, resucitó. ¡Es el poder de la fe sobrenatural! Y usted tiene ese poder dentro suyo, pero no puede pensar que el tamaño de la fe importa.
Cristo dijo que la fe puede ser pequeña, del tamaño de un grano de mostaza, pero no puede haber dudas. Usted puede llegar a decir que tiene una fe muy grande, pero si está contaminada por la duda, fracasará. La grandeza del milagro depende de la calidad de la fe y no de su tamaño propiamente dicho. Los cristianos han confundido la fe natural con la sobrenatural llegando a pensar que, por el hecho de tener una fe natural bien cimentada, pueden usarla en lugar de la fe sobrenatural.
Este es un error muy grave y peligroso, ya que el milagro solo se realiza a través de la fe sobrenatural. Si intentamos usar la fe natural para la realización de un determinado milagro, es lógico que éste no va a suceder. Bajo ningún concepto.
La fe sobrenatural exige obediencia, sacrificio, renuncia, dependencia… probando no solo que cree sino que tiene la plena seguridad de que sucederá lo prometido. Salga del campo natural y haga cosas fuera de lo normal, que llamen la atención de Dios. La fe natural y la sobrenatural están al alcance de todos, pero es usted quien determina cómo la usará. Su vida es reflejo de su fe.
La fe natural produce milagros naturales, pero solamente la fe sobrenatural puede producir los milagros que encontramos en la Biblia Sagrada, tal como el Señor Jesús dijo: “ De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.” (Juan 14.12).
El Señor Jesús quiso decir que la fe sobrenatural en Su persona es suficiente para hacer todos los milagros que Él realizó y mucho más! La realidad es que Dios es el más interesado en realizar grandes hechos entre nosotros, más de los que nosotros tenemos necesidad de éstos porque cuantos más milagros se realicen en el Nombre de Cristo, más glorificado será.
Texto extraído del Blog del obispo Julio Freitas.