Solamente practican la Palabra de Dios aquellos que verdaderamente tienen temor en el corazón
El temor a Dios constituye la base del carácter genuinamente cristiano. Las Sagradas Escrituras afirman: “Engañosa es la gracia y vana la hermosura,
pero la mujer que teme al Señor, ésa será alabada.”(Proverbios 31:30).
Todas las demás virtudes, no solo de la mujer, sino también del hombre de Dios, están asentadas sobre esta piedra: el temor a Dios; que ha sido confundido con la fe, por muchas personas.
Es posible tener fe sin temor a Dios, y esto ha sucedido con mucha frecuencia en estos últimos tiempos. Nos son pocos los que han manifestado una gran fe en Dios y, sin embargo, el testimonio de sus vidas es totalmente diferente de aquello en lo que han creído.
Para este tipo de gente, la prédica de la Palabra Dios es fácil. Hablar de la salvación y del Señor Jesús también es muy simple. Después de todo ¿cuántos artistas han interpretado “el amor de Dios” y vivido en un verdadero infierno?
Así son muchos “predicadores profesionales”, presentan una gran fe frente al público pero, en la vida personal, no hay un mínimo de temor hacia Dios, ya que practican justamente lo opuesto a lo que predican.
El Señor Jesús dijo que no son los oyentes de la Palabra los que serán salvos, sino quienes la practiquen. Sólo practican la Palabra de Dios aquellos que verdaderamente tienen temor hacia Él en el corazón. La mujer que teme a Dios es sabia y, por lo tanto, edifica su casa.
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