Carmen, madre de Cristian, veía con dolor que la vida de su hijo se destruía a causa de los vicios. La familia estaba desmoronándose por las peleas y ella estaba desesperada: “Fueron noches de mucho sufrimiento, mi hijo comenzó a tomar alcohol a los 14 años, después siguió con la marihuana y la cocaína. Pasaba noches sin venir a casa, yo salía a buscarlo y pasaba noches sin dormir. Toda la familia vivió un infierno, es un desgaste físico y psíquico, sufría todo el entorno. Era humillante verlo en ese estado, era terrible que después de haber criado a mi hijo con tanto sacrificio, él estuviera así.
Él llegaba a casa drogado, fue muy triste cuando lo vi convulsionando y pensé que se moría. Pasaron años, desde los 14 a los 19 años él vivió así, recuerdo que desaparecían las cosas de casa porque las vendía. Busqué ayuda en psicólogos, psiquiatras, pero no sirvió de nada. Él quería salir de eso pero había una fuerza que lo arrastraba afuera de mi casa y cuando volvía venía siempre en mal estado. Lo llevé a una clínica para tratar su adición, estuvo un mes, pero no dio ningún resultado”.
Cristian quería salir de las drogas, pero cada día que pasaba estaba peor: “La cocaína era lo que más me gustaba, también tomaba ketamina, marihuana, cristal, pepa, LSD, pastillas, hongo cucumelo, éxtasis, lanzaperfume, me pasaba varios días de gira. Había conseguido un trabajo, pero lo perdí y tenía que conseguir plata de cualquier manera, por eso vendía las cosas de mi casa para pagar el vicio. También le pedía plata a mi mamá, hasta llegué a levantarle la mano porque no me dio para consumir.
La cocaína era parte de mí, vivía duro. Tiempo después empecé a relacionarme con otras personas y me metía en las villas a comprar pasta base, porque la cocaína ya no me hacía efecto”.
Su mamá le suplicaba que parara, pero él no podía detenerse, el vicio era más fuerte. “Sentía que había algo dentro de mí que me hacía necesitarlo, pasaba unos días sin consumir y me deprimía. Entonces empecé a consumir ácidos, mezclaba drogas, me armaba té de floripondio, estaba muy mal”, cuenta Cristian.
El Tratamiento de la Cura de los Vicios cambió la vida de Cristian, como nos cuenta su madre: “Yo empecé con el Tratamiento y fue efectivo, porque él quería salir pero no sabía cómo. Fue un cambio total, él no toma, no fuma y ya no tiene ganas de drogarse. Ahora Cristian estudia y trabaja. Tenemos un microemprendimiento juntos. Recuperé la confianza en él, es otra persona, hoy es él quien administra el dinero. Mi hijo es muy compañero, cariñoso y comunicativo”. Cristian encontró la solución en el Tratamiento, él afirma que “Hoy soy un nuevo Cristian, estoy terminando la secundaria, trabajo, estoy en torneos de lucha y cuido a mi familia. Recuperé lo que los vicios me habían quitado gracias al Tratamiento”.
Participe usted también de la reunión de la Cura de los Vicios y compruebe en su vida o en la de un ser querido que existe una salida para este mal. Lo esperamos este domingo a las 15 h en Av. Corrientes 4070, Almagro.
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