Myriam López encontró en la Universal el motivo para vivir que tanto necesitaba. Ella tenía depresión, muy baja autoestima y eso la afectaba al punto de no saber qué hacer con su vida. Además, tuvo una hernia de disco que llegó a impedirle caminar. Ella se veía obligada a estar postrada en una cama siendo una mujer sana y fuerte. Cuando Myriam descubrió el poder de Dios, fue libre de las enfermedades y se convirtió en una nueva mujer.
“Visité muchos lugares antes de llegar a la iglesia. Recuerdo que consultaba a tarotistas y brujos, pero nada de lo que decían sucedía, jamás había una mejor en mi vida. Yo había sido sometida a una cirugía en la ingle porque los médicos no encontraban la causa de mi malestar. Al realizar la operación extrajeron litros de pus de una infección. Con el tiempo tuve un esguince de tobillo en la misma pierna en la que me habían realizado la operación. Hice el tratamiento médico que los doctores me indicaron, pero nunca mejoré. Al caminar mal, la espalda y la cintura me dolían, por lo que no podía caminar mucho.
Esa situación hizo que casi perdiera mi trabajo en ese momento. Los dolores eran tan intensos que un día ya no pude levantarme de la cama. No había medicación que calmara mis dolores, nada me hacía efecto, eso me ponía muy mal porque no podía cuidar a mi hija que en esa época era muy chica.
Estuve meses postrada, hasta que un día me vino a visitar alguien que me invitó a las reuniones de la Universal. Yo necesitaba una solución, así que hice el esfuerzo de levantarme y acompañar a esa persona a la reunión. Ella tuvo que ayudarme para que me apoyara en ella para poder caminar hasta la iglesia porque yo tenía una joroba de la posición en que tenía que estar por los dolores.
Así fue como empecé a participar de las reuniones y fui descubriendo que hay un Dios que todo lo puede. Hice mi sacrificio en el Altar y fui libre de esos dolores que me atormentaban. La hernia que tenía se estranguló sola, mi caso fue único en un millón de personas, según los especialistas. Yo sabía que era la mano de Dios que había obrado en mí. Gracias a Él fui libre de este tormento y pude disfrutar de mi hija y de una vida completa. Hoy nada me impide moverme con normalidad”.
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