Hemos aprendido a lo largo de estas cuatro semanas sobre cómo reaccionó Abraham cuando escuchó por primera vez la Voz de Dios, quien le pidió que saliera de su tierra pagana, de un pasado de frustraciones, tradiciones, traumas, humillaciones e idolatría. En cada lugar al que llegaba, Le levantaba un Altar al Dios Vivo y sacrificaba allí sus temores, necesidades y sueños; además, NUNCA abandonó el Altar de Dios ante los desafíos.
«Después de estas cosas la Palabra del Señor vino a Abram en visión, diciendo: No temas, Abram, Yo Soy un escudo para ti; tu recompensa será MUY GRANDE. Y Abram dijo: Oh Señor Dios, ¿qué me darás, puesto que yo estoy sin hijos, y el heredero de mi casa es Eliezer de Damasco?» Génesis 15:1-2
Durante esa conversación, vemos la preocupación e indignación de Abraham por el vacío que aún había en su familia, este vacío permaneció incluso después de haber comenzado a seguir a Dios y a obedecerlo. Es decir: «Señor, Te he seguido y obedecido, me bendijiste, me enriqueciste, me diste muchas victorias, me libraste, me diste fama y respeto, sin embargo, hasta ahora, lo que más quiero no me lo diste. No tengo hijos». Esa fue la expresión sincera del vacío de Abraham, y no estaba equivocado, porque fue Dios quien le prometió que sería padre de muchas naciones, y una promesa es deuda.
«Dijo además Abram: He aquí, no me has dado descendencia, y uno nacido en mi casa es mi heredero. Pero he aquí que la Palabra del Señor vino a él, diciendo: Tu heredero no será este, sino uno que saldrá de tus entrañas, él será tu heredero. Lo llevó fuera, y le dijo: Ahora mira al cielo y cuenta las estrellas, si te es posible contarlas. Y le Dijo: Así será tu descendencia. Y Abram creyó en el Señor, y Él se lo reconoció por justicia. Y le dijo: Yo Soy el Señor que te saqué de Ur de los caldeos, para darte esta tierra para que la poseas.» Génesis 15:3-7
Dios no creó al ser humano para que esté vacío, sino para que el Espíritu Santo habite en su interior. Así como Abraham exigió el cumplimiento de esa Promesa, tenés que exigir esa deuda que Dios tiene con vos, que es el Espíritu Santo.
Otro ejemplo de la Biblia es el de Ana, una mujer casada y estéril que, cansada de su sufrimiento, Le entregó a Dios su vida, y a cambio Le pidió un hijo. Así como Ana no aceptó un matrimonio de apariencia, un hogar vacío y un útero seco, vos tampoco aceptes el vacío que Dios ya prometió llenar, no importa el vacío que tengas, Dios quiere llenarlo.
Por otro lado, un hombre llamado Zaqueo llamó la atención de Jesús:
«Y un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de los recaudadores de impuestos y era rico, trataba de ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, ya que él era de pequeña estatura», Lucas 19:2-3.
Zaqueo se enriqueció ilícitamente a través de trampas, actitudes deshonestas, extorsiones, pero, cuando escuchó hablar del Señor Jesús, tuvo el deseo de conocerlo, porque nada lo llenaba.
«Y corriendo delante, se subió a un sicómoro para verle, porque Jesús estaba a punto de pasar por allí.» Lucas 19:4
Jesús te da la misma oportunidad. Mientras leés este blog, Él está observando tu interior. Zaqueo no tardó en tomar una decisión y no le importó lo que dirían o pensarían sobre la actitud de subir a un árbol.
«Cuando Jesús llegó al lugar, miró hacia arriba y le dijo: Zaqueo, date prisa y desciende, porque hoy debo quedarme en tu casa. Entonces él se apresuró a descender y Le recibió con gozo.» Lucas 19:5-6
Jesús conoce los vacíos que hay en tu corazón, en tu alma, en tu familia, en tu matrimonio. Estamos en las dos últimas semanas del primer semestre del año, pero, si terminás el primer semestre bien, terminarás el año maravillosamente bien.
«Y al ver esto, todos murmuraban, diciendo: Ha ido a hospedarse con un hombre pecador.» Lucas 19:7
Es obvio que tu actitud de recibir a Jesús en tu vida le incomodará al mal, a los incrédulos, a los religiosos, a los acomodados, y por esta razón te criticarán, pero no pasa nada, hacete el sordo, porque, después de todo, nadie puede llenar tu vacío, a no ser el Señor Jesús.
Observá la reacción que Dios tuvo con Abraham y Zaqueo, y con todos los que Lo buscaron con sinceridad y firmeza. Cuando una persona decide entregarse y obedecer, Él tampoco pierde tiempo y habita en esa vida.
«Y Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de mis bienes daré a los pobres, y si en algo he defraudado a alguno, se lo restituiré cuadruplicado.» Lucas 19:8
Zaqueo asumió que las personas, los bienes, el estatus social, los amigos y las riquezas no pudieron ni podrían llenar su alma ni su vida, y, al ponerse de pie, dejó en claro su decisión delante de Dios y de los hombres. Además, no hizo solo lo que la ley mandaba, sino que hizo más, mostrando así que estaba dispuesto a hacer la Voluntad de Dios y no la de él.
«Y Jesús le dijo: Hoy ha venido Salvación a esta casa, ya que él también es hijo de Abraham…» Lucas 19:9
¿Por qué Jesús afirmó que él era hijo de Abraham?
Porque él imitó la fe de Abraham, valoró la vida espiritual y la Salvación sobre todas las cosas, se quedó en la dependencia de Dios, y eso solo sucede cuando la persona decide sacrificar la vida que lleva, su pasado, sus sueños, sus miedos, su voluntad y sus planes para hacer la Voluntad de Dios, obedeciéndolo incondicionalmente.
Dios te envió hoy acá, a este blog, para que también hagas un Pacto con Él. ¡A vos también te funcionará!
Si Dios te revela lo que te ofrece y te pide, andá al Altar y hacé tu Voto de Sacrificio voluntario a Dios, pero, si aún no confirmó en tu espíritu, NO TE PREOCUPES, aún faltan semanas.
Hoguera Santa, el 14 de julio subiremos al Altar para presentar voluntariamente lo que Dios nos pidió.
Obispo Júlio Freitas