¿Quién obligó a Elías a desafiar a los profetas de Baal y a ofrecer sacrificio en el Monte Carmelo?
¿Quién obligó a los testimonios que hemos visto a colocar todo en el Altar?
Ellos oyeron la Voz de Dios y tenían que decidir: obedecer o ignorar.
“Y sucedió que después de muchos días, la palabra del Señor vino a Elías en el tercer año, diciendo: Ve, muéstrate a Acab, y enviaré lluvia sobre la faz de la tierra.” 1 Reyes 18:1
Dios solo le dijo a Elías que se mostrara a Acab y que llovería.
Pero Elías quería algo más. Su indignación con todo lo que sucedía en Israel lo obligó a un desafío, a una locura de la fe.
Si llovía iba a ser muy bueno para todo el mundo, sin embargo, la corrupción espiritual, la ceguera, la división de la fe, todo continuaría como siempre.
¡Elías quería más!
La orden era ir hasta Acab y anunciar la lluvia.
Elías se lanzó a todo o nada. Porque quería más ¡él hizo más!
Y Dios, que iba a derramar la bendición de la lluvia, Se manifestó con fuego.
Si su vida no está obligándolo a un desafío, es porque todavía puede aguantar un poco más.
La Hoguera Santa es para los que están indignados, para quien no aguanta más tanta vergüenza, humillación, desesperación en el alma.
Si mucho más que una lluvia de bendiciones, usted quiere Fuego del Espíritu Santo, láncese al desafío de la fe, a todo o nada, ¡a vida por vida!
Los que eran incrédulos, los que estaban entre dos pensamientos, cuando vieron el fuego, después del sacrificio y la oración de Elías, se postraron y reconocieron que solo el Señor es Dios.
Los que hoy lo persiguen, se burlan de su fe o lo llaman loco, verán el fuego del Altar y dirán: ¡solo el SEÑOR ES DIOS!