La Biblia cuenta la historia de una mujer etiquetada como amarga, pero que escondía un profundo dolor. Descubrí quién es
Amarga en las palabras y cruel en las actitudes. Muchas mujeres cargan esa etiqueta y, lamentablemente, la justifican al herir a quienes están a su alrededor. Sin embargo, detrás de esa aparente perversidad hay una razón profunda: no tienen amor, y tienen plena conciencia de eso. Diariamente, lidian con el dolor del desprecio, sea en el trabajo, en una ronda de supuestos amigos o, peor, entre su familia, las personas que más aman y de las que esperan recibir amor. Es como si su valor fuera ignorado.
Pero no pienses que esa realidad se limita a las mujeres de la actualidad. La Biblia también narra la historia de una mujer que vivía exactamente así, olvidada, y su nombre era Penina.
Ella no era amada
Según las costumbres de la época, Penina se casó con Elcana con el único propósito: darle hijos, ya que su primera esposa, Ana, era estéril. Sin embargo, aunque ella le haya proporcionado diez hijos, la descendencia deseada, jamás recibió de Elcana el amor que tanto esperaba. Ana siempre tuvo una porción doble (1 Samuel 1:5). Y fue justamente el dolor de ser la segunda opción que la llevó a perseguir, humillar e incluso maldecir a Ana.
“Ella era cruel porque no tenía la atención y el amor de su marido; tampoco tenía lo mismo que Elcana le daba a Ana. Penina era una mujer sufriente, amargada e infeliz; su marido la tenía como generadora de hijos”, afirmó el Obispo Macedo durante una meditación matutina.
A pesar de todo, ella nunca fue invisible
Así como Ana, Penina también cargaba un dolor que, a pesar de ser invisible a los ojos de su marido, nunca lo fue a los ojos de Dios. La misma mirada que el Altísimo tenía con Ana, también lo tenía con Penina. La gran diferencia es que solo Ana se lanzó a Él como su Salvador y alcanzó, además de un sueño realizado, un interior restaurado.
Si vos cargás el mismo sufrimiento que Penina y por eso te volviste una persona amargada, recordá que no necesitás estar presa a ese dolor. Dios te invita a probar Su amor y, de esta manera, liberarte del peso y de la angustia. Solo tenés que usar tu Fe y entregarte por completo a Él.
“… e invócame en el día de la angustia; Yo te libraré, y tú Me honrarás”. Salmos 50:15
El Altísimo nos invita a que clamemos a Él para que seamos socorridos. Si vos experimentás dolores y aflicciones, probá invocar a Dios. Después de recibir el libramiento, no te olvides de glorificar Su nombre y de revelarle a los demás Su grandeza.
La oportunidad de encontrarse con Dios
El 12 de octubre, la Universal vivirá el Día de la Audiencia Particular con Dios, una oportunidad única de poner tu dolor en el Altar y de recibir, a cambio, el amor incondicional del Altísimo y la paz que es capaz de restaurar tu alma. ¡Prepárate para este encuentro transformador con Dios!
Podés participar en la Sede Nacional, Av. Corrientes 4070, o en la Universal más cercana a tu domicilio.
Horarios de reunión:
7 h, 18 h y, especialmente, a las 9:30 h.