La tristeza y los problemas económicos fueron dos aspectos que marcaron la vida de Jorge desde muy chico.
“Me aislaba debido a la soledad. Cuando tenía ocho años, mis padres se separaron y la angustia se profundizó. Pensaba que mi papá no me quería y me sentía inferior a mis hermanos. Por eso, tenía rencor y odio hacia ellos”, recuerda.
A eso se le sumaban las dificultades financieras que afectaban el ambiente en el hogar. Él detalla:
“En mi familia había problemas económicos, conflictos legales, todos los bienes estaban embargados, no se podía disponer de nada. Hasta los dieciocho años viví en esa situación que me produjo depresión y deseos de suicidarme, aunque no me animaba a hacerlo”.
En medio de tantos problemas, intentaba encontrar una solución.
“Iba a los curanderos en busca de ayuda, pero no se resolvía nada, todo empeoraba. Hasta que un día, la esposa de un curandero me invitó a asistir a la Iglesia Universal. El primer día que fui, me di cuenta de que en ese lugar iba a cambiar mi vida. Entonces, empecé a concurrir de manera frecuente y, poco a poco, todo se transformó”, recuerda.
Al asistir a las reuniones de Prosperidad con Dios, Jorge, además, cambió su manera de pensar, comenzó a progresar y dejó atrás el pasado de miseria que acarreaba desde la niñez.
“Fue como volver a nacer con una mente nueva, recibí el Espíritu Santo y cambié totalmente”, asegura.
Esa transformación trajo consigo superación y un avance que nunca imaginaba en su vida financiera. Al respecto, señala:
“Empecé a estudiar una carrera universitaria, la cual estoy terminando. Mi economía mejoró, ahora tengo ganados, un campo que está prosperando y conseguí un contrato para trabajar en una oficina muy importante. Todo esto fue gracias a Dios. Hoy tengo una vida completa, pero lo más relevante es la presencia de Dios. Desde entonces, nunca más me sentí solo”.
Jorge asiste a la Iglesia Universal ubicada en San Martín 964, Corrientes.