Soledad era una persona depresiva, sufría con angustia y tristeza por una pérdida que sufrió cuando era pequeña, eso la marcó para el resto de su vida. Vivía encerrada o buscaba alegría en cosas que momentáneamente le brindaban una sensación de bienestar. Sin embargo, cuando entendió que el Espíritu Santo traía paz y alegría se decidió a buscarlo.
“Antes iba a recitales, dejaba a mi familia, todo con tal de encontrar esa diversión que me trajera un poco de alegría. También tenía mal carácter, era muy nerviosa y discutía con mi esposo. Recuerdo que peleábamos, había muchas agresiones, siempre quería tener la razón porque era muy orgullosa. En sí, tenía un odio muy grande en mi corazón que no sabía cómo sacarlo de mi interior.
No me daba cuenta de eso, recién cuando comencé a participar de las reuniones en la Universal y escuché hablar del Espíritu Santo comprendí que necesitaba cambiar. El pastor dijo que el Espíritu Santo traía paz y era justamente eso lo que yo más quería recibir. Decidí buscar al Espíritu de Dios. Seguía las indicaciones que me daban, buscaba al Espíritu Santo en oración y a través de ayunos, quería estar siempre conectada con Él. Perseveré hasta que fui bautizada con el Espíritu Santo, pero primero tuve que sacar el odio que había en mi corazón, eso era lo que me impedía tener a Dios en mí.
El Espíritu Santo me dio paz, felicidad, alegría, pero no una alegría pasajera como la que yo buscaba antes, sino alegría de verdad. Mi matrimonio fue beneficiado porque tenemos paz, alegría, amor y las peleas no existen más. Soy muy feliz y tengo certeza de la obra del Espíritu Santo en mi vida, tengo certeza de mi Salvación”, cuenta y sonríe porque halló una nueva vida, una vida sin odio, sin rencor, sin las influencias del pasado.
Participe este miércoles de la Noche de la Salvación a las 20h en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más próxima a su casa www.universal.org.ar/direcciones
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