Recientemente en la Iglesia Universal de Alemania tuvo lugar una reunión muy especial, un encuentro llamado “Reconozca”.
Durante el evento, cualquier persona pudo mirarse sí misma, reconocerse sin disfraces, y saber exactamente cuál es el verdadero estado de su vida en todos los sentidos: espiritual, físico, sentimental, financiero, profesional, familiar y muchos otros.
En un solo día, cientos de personas reconocieron, en toda Alemania – destacándose las ciudades más importantes de Berlín, Frankfurt, Hamburgo, Stutgart, Munique, Colonia, Dortmund y Nuremberg – que, solos, no lograrán cambiar la situación de tristeza y amargura que han vivido. Por lo tanto, alcanzaron por medio de la fe el alivio inmediato de dolores tanto físicos como psicológicos.
La Concentración de Fe se realiza todos los domingos en los templos de la IURD a las 8 y a las 12 en portugués y a las 10 y 18 en alemán.
La oscuridad de las calles
Sin embargo no solo los fieles de la IURD alemana tienen la chance de descubrir una nueva vida, entregándose al Señor Jesús.
Cuando muchos se retiran al final del día a la calidez de sus hogares, para estar junto a sus seres queridos, muchos otros sobreviven solos y carenciados por las calles, sin esperanza. Voluntarios de la iglesia dedican parte de su precioso tiempo a esas personas, olvidadas por muchos.
Son historias tristes, pasados amargos que marcan los rostros de hombres y mujeres que ya perdieron cualquier esperanza de recuperar algún día lo que fueron o tuvieron. Son alemanes y, principalmente, extranjeros, que llegaron al próspero país europeo buscando una oportunidad, pero solo encontraron en las calles, paseos y debajo de puentes, abrigo para sus almas perdidas y sin dirección.
Son víctimas de la adversidad de la vida, como el desempleo, los abusos en la infancia, el abandono, la invalidez, los accidentes y el desalojo por falta de pago del alquiler, que sirvieron de combustible para el caos, los vicios, la miseria, el hambre, el frío, el rechazo y el desprecio por parte de los que ignoran esta triste realidad.
Tomar y dormir para olvidar es la vía de escape de quien no ve una salida para tanto dolor.
Para llevar la verdadera esperanza, los voluntarios del Centro de Ayuda de Berlín y Stutgart salen por las calles germánicas al encuentro de los más necesitados. Entre sonrisas y lágrimas, la mayoría de esas personas, hasta entonces olvidadas, no contaban con una comida caliente que llegó para hacer diferente un día más en que pasarían hambre.
Todos los jueves, a las 22, los pastores, obreros y voluntarios salen con el objetivo de llevar el alimento físico, espiritual y emocional que tantos necesitan. Un jueves de septiembre, la fría realidad de las calles cambió de escenario, abrazos sinceros y agradecimientos fueron en el momento cúlmine de la noche, tanto para quien recibió cariño como para quien lo llevó.