Cuando usted proyecta basado en la fe, las conquistas no son algo lejano. Pero es necesario correr riesgos, para todo en la vida corremos riesgo. Esta regla es especial para aquellos que tienen la dirección de Dios y viven por lo que los ojos de la fe ven.
En primer lugar, hay que diferenciar los dos tipos de riesgo que usted puede correr: uno es el riesgo emocional y el otro es el riesgo racional. Arriesgarse para alcanzar un objetivo basado en el corazón garantiza estrellarse en el futuro porque quien se deja guiar por su corazón no calcula, no planifica, arriesga y espera a que la suerte esté a su favor. Por el contrario, arriesgarse motivado por la razón es una garantía del éxito, porque lo importante es la motivación interior que lo lleva a tomar determinada decisión. Lo que mantiene su fuerza y su confianza es la fe en el Dios Todopoderoso. Así la certeza racional del resultado esperado es algo que la emoción no puede hacer.
El secreto es arriesgarse motivado por la razón para vivir la fe extrema, aquellos que superaron sus limitaciones han podido conquistar maravillas. Por esa razón, abrir un negocio o alcanzar la independencia económica son una realidad material para quien decide poner en práctica las orientaciones del Congreso para el Progreso.
Este lunes a las 8, 10, 12, 16, 22 y especialmente a las 20 h en Av. Corrientes 4070, Almagro, usted aprenderá a usar la fe extrema para conquistar lo que siempre anheló.
Él éxito del capitán de “Los murciélagos”
Silvio Velo, es capitán de Los Murciélagos, la Selección Argentina de Fútbol Sala para Ciegos. Él es uno de los mejores jugadores del mundo.
“Vengo de una familia pobre, vivíamos en un rancho de barro, sin luz ni agua, pero tenía un sueño que era jugar al fútbol. Quería usar la camiseta de Argentina un día, entonces mis padres me enviaron a un instituto para ciegos, allí aprendo que los chicos ciegos podían jugar al fútbol, para mí fue sorprendente porque descubrí que iba a poder ser un jugador de fútbol.
Crecí en lo deportivo y en lo personal. Primero cumplí mi sueño de ponerme la camiseta de Argentina y representé a mi país, y después conocí a Claudia, a los tres años nos enteramos de que íbamos a ser papás.
No fue nada fácil, porque el fútbol no nos daba estabilidad económica. Mi sueldo no alcanzaba ni para pagar el alquiler de mi casa, incluso, siendo el mejor jugador del mundo tuve que salir a vender lapiceras en el tren, a vender latitas en una esquina porque no llegaba a fin de mes. Los problemas económicos generaron más problemas en el matrimonio, mi esposa quería quitarse la vida, no teníamos comunicación y cuando nació mi hija, tenía displasia de cadera en ambas piernas. Ella no iba a poder caminar.
Mi suegra ya concurría a la Universal y la invita a Claudia, ella empezó a venir por nuestra hija y sus piernas quedaron perfectas, la doctora no podía creerlo. Ese milagro hizo que nos aferráramos a Dios. La Hoguera Santa fue la oportunidad de sacrificar para concretar proyectos. El Altar es lo máximo, ahí uno consigue todo lo que tiene en mente.
Mi carrera es muy exitosa, este año presenté mi libro. Hoy vivo una vida muy feliz junto a mi esposa y mis siete hijos. Tenemos nuestra casa propia, compramos lo que queremos, tenemos todo lo que necesitamos gracias a Dios”.
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