“Encomienda al SEÑOR tu camino, y confía en Él; y Él hará.” (Salmos 37:5)
Entregar y quedarse con una puntita, no es entregar. Entregar y estar preocupándose en todo momento, no es entregar. Entregar y perder el sueño por lo que se entregó no es entregar. No se engañe. O entrega, o no entrega.
Aquel que entrega, confía. Entrega porque cree. Entrega porque sabe en Quién ha creído. Quien entrega sabe que Dios es suficientemente confiable para recibir algo tan importante como su camino.
Deje la ansiedad de lado. No se preocupe por el día de mañana. Siga los pasos enseñados por el Espíritu Santo en este versículo. Coloque su día de hoy en las manos de Dios; confíe en Él y crea que todo lo demás – TODO lo demás – Él mismo lo hará.
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Quien entrega sabe que Dios es suficientemente confiable para recibir algo tan importante como su camino, su vida.
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(*) Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo
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