Graciela Sendin sufrió mucho debido a los problemas de salud, las secuelas de una hepatitis hacían que no pudiera comer nada por lo que recurría a distintos especialistas. Buscando una solución se involucró con los espíritus por diez años, pero cada vez se enfermaba más. Tenía dolores de cabeza, insomnio, no podía comer nada y estaba muy delgada. Su economía se veía seriamente afectada por los gastos que ocasionaban sus problemas de salud.
También fue muy maltratada por su marido, él la despreció por veinticinco años, pues consideraba que ella hacía todo mal. El peor momento que enfrentó Graciela fue cuando perdió todo, principalmente a sus hijos. “Con mucho sacrificio pude tener casa, auto, dos camionetas, una casa en Córdoba y perdí todo porque hice malos negocios. Me quedé en la calle y no podía salir adelante. Siempre fui muy agresiva con mis hijos, les gritaba mucho, le llegué a tirar una maceta a mi hijo en un ataque de locura, por eso los perdí. Yo me fui a la casa de mi madre y ellos prefirieron quedarse con su padre.
No tenía paz, no dormía y me la pasaba fumando. Llegué a dormir en la plaza y tuve tres intentos de suicidio porque no quería vivir más. Una amiga de mi mamá me invitó durante un mes para que venga a la Universal, vine solo para darle el gusto. Esa noche dormí toda la noche después de 30 años de insomnio. Después de un tratamiento largo de liberación logré terminar con tanto sufrimiento. Perseveraba, iba todos los días y cambié, recuperé mi casa y a mis hijos, incluso tengo nietos. Recuperé la sonrisa y disfruto de la vida porque tengo paz y felicidad”.
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