Es lo que escuchamos, y también lo que dejamos de escuchar, lo que determina el tipo de persona que seremos
Después que la familia se fue a dormir. El hijo más pequeño golpea la puerta del cuarto del matrimonio:
“Papá, estoy escuchando ruidos extraños.”
“Ve a dormir hijo. Es el perro paseando por el patio.”
El pequeño, inquieto, se vuelve a la cama. Finalmente, se decide y regresa, una vez más, a la puerta del cuarto.
“Papá, hay un ruido extraño que viene del patio, creo que está pasando algo.”
“Ya voy, hijo”
El padre se levanta para revisar si realmente pasa algo malo. La mujer reacciona:
“Necesitas despertar temprano mañana. Ya sabes como es, vive imaginando cosas. No debe ser nada, querido. Acuéstate.”
Con una mirada seria, el padre solo respondió:
“Puede que tenga razón.”
Y la tenía.
El perro ni siquiera se movía en el patio, había sido envenenado. Esa madrugada, alguien había forzado la puerta de la cocina. Sin embargo, al ver el movimiento dentro de casa, huyó sin dejar rastros. El hijo llora por la pérdida de su perrito. El padre respira aliviado; él había escuchado al pequeño.
Muchas veces será así nuestra vida. Toda la experiencia, habilidad, conocimiento que usted pueda tener no va librarlo de lo peor, al menos, claro, que usted aprenda a “escuchar al niño”. Aquellos que, a sus ojos, no tienen entendimiento o la preparación que usted pueda tener, pero que pueden tener algo mucho más simple y decisivo; la razón.
Es una cuestión de inteligencia y humildad saber que su papel es elegir lo mejor camino a seguir, no importando si fue usted quien lo descubrió. Dios nos sorprenderá siempre. Como en la historia del gigante que enfrentó un ejército, y fue derrotado por un pastor de ovejas que era solo un muchacho.
Si usted quiere ser usado por Dios, hágase a la idea de que no siempre su manera de actuar será la mejor. Pero si usted quisiera hacer realmente lo mejor, Dios le va a mostrar cómo. Tal vez a través de alguien muy diferente a usted, que no tiene su experiencia y que, de alguna manera, comparado con usted sería igual a “un niño”.
La verdad es que lo que escuchamos, y también lo que dejamos de escuchar es lo que determina el tipo de persona que seremos en el futuro más inmediato, y la manera cómo servimos.
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