“Y en gran manera se maravillaban, diciendo: bien lo ha hecho todo; hace a los sordos oír, y a los mudos hablar.” (Marcos 7:37)
Dios no hace nada de cualquier manera. Todo lo hace espléndidamente bien. El pueblo se maravilló al ver lo que hacía, y así también nos maravillamos hoy, al ver lo que Él hace. Sin embargo, lo que hace solo es maravilloso porque Su carácter es maravilloso. Todo lo hace espléndidamente bien, en virtud de Quién es Él.
Aquel que busca conocer a Dios y se interesa por quién es Él, no solo por lo que Él tiene para ofrecer, ciertamente se maravillará mucho más. Y, por convertirse en Su hijo, actuará también como Él actúa. El hijo de Dios no hace nada de cualquier manera. Todo lo hace espléndidamente bien, pues busca agradar al Padre.
El carácter de Dios es perfecto; Él es justo; Él es digno de toda nuestra confianza; podemos descansar al entregarle nuestra vida. Él es fiel, es fuerte, es nuestro verdadero Héroe, que promete defendernos y ser por nosotros en todas las situaciones.
Todo lo hace espléndidamente bien, pues no conseguiría hacer menos. No hace nada de cualquier manera, no hace nada por la mitad. Todo lo que hace es perfecto.
Así tiene que ser en la vida de aquel que vive por la fe en el Dios Vivo. Tiene que haber una diferencia entre su vida y la vida de aquel que no sirve a Dios.
El Dios a Quien usted sirve hace todo espléndidamente bien.
Haga clic aquí y vea el mensaje anterior.
Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo