El mundo está saturado de injusticias. Basta mirar a nuestro alrededor para encontrarnos con todo tipo de injusticia: en las calles, en los semáforos, en los refugios, en los hospitales, incluso, donde debería predominar la justicia, como en los tribunales y en todas las escalas del poder. La injusticia está por todas partes.
Niños abandonados, marginalizados, ancianos olvidados en los asilos, personas muriendo sin atención en los pasillos de los hospitales, mujeres esclavas de la prostitución, trabajo esclavo, explotación sexual de niños, hambre, guerras. Las formas de injusticia enfrentadas por el ser humano son infinitas. Es imposible enumerarlas.
Un ejemplo: En Guatemala, Juan Hernández Lima fue arrestado por la Policía Nacional Civil, el 26 de abril de 1993. Fue conducido a un juzgado de Paz de Faltas, culpado de haber escandalizado en un restaurante. Junto a otras cuatro personas fue sentenciado a 30 días de prisión conmutables. Sin embargo, no pudo pagar la multa. Falleció en el Centro Preventivo de la zona 18, después de que contrajo cólera. Su madre se enteró de su fallecimiento 1 semana después.
Gabriela Lima Morataya presentó el caso en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en Washington, en abril de 1994. La CIDH concluyó que el Estado de Guatemala violó la obligación de respetar las garantías judiciales del detenido. En 1994 se señaló que el Estado violó garantías judiciales, en medio a un proceso por demás demorado.
Esa es solo una de las diversas caras de la injusticia.
Reivindique la justicia
¿Está indignado? Dios también. “Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días.” Salmos 7:11
Hay quien dice: “¡Dios es Justo!” ¿Cuántas veces hemos escuchado la voz de aquellos que, de alguna manera, sienten la injusticia? ¿Será eso suficiente para que la justicia prevalezca?
No alcanza.
Pero, lamentablemente, muchos han dejado de luchar por sus derechos, pensando que se hará justicia sin necesidad de reivindicarla. Viven de injusticia en injusticia, apáticos e inertes, creyendo que la mano de Dios hará justicia.
Se engaña quien piensa que la Justicia Divina se manifiesta por sí sola.
Podemos comprobar eso en el libro de Lucas, capítulo 18, cuando el Señor Jesús, por medio de una parábola, habla de la importancia de orar siempre y sin desmayar. ¿Y qué es la oración, sino una forma de reivindicar nuestros derechos?
Usando el ejemplo de un juez injusto, que no respetaba ni a Dios ni a hombre alguno, pero que terminó juzgando la causa de una viuda – que tanto lo molestaba con sus quejas – así como la justicia terrena necesita ser pleiteada, del mismo modo, la justicia de Dios debe ser requerida. Considere lo siguiente: Si un juez que no temía a Dios fue capaz de hacerle justicia a aquella viuda, cuánto más Dios, ¡que es el Justo Juez!
“ ¿Y acaso Dios no hará justicia a Sus escogidos, que claman a Él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia.” Lucas 18:7-8
Según el obispo Renato Cardoso, existen 5 razones por las cuales muchos no han recibido la Justicia de Dios:
1-No existe ley que le responda. A pesar de haber muchas leyes humanas, existen injusticias a las que ninguna ley responde. ¿Qué ley es la que puede hacer que el marido deje a la amante o que el hijo deje la droga?
2-No conoce sus derechos. La ley le da el derecho, pero la persona no la conoce.
3-La justicia es cara. Pagar un buen abogado, dedicar tiempo para seguir todo el proceso, esperar el juicio… Todo eso puede costar muy caro y no ofrece garantías.
4-No cree en la justicia. ¿Ya fue asaltado o sufrió algún tipo de daño o delito y decidió no dar parte a la policía? Probablemente fue porque pensó que quedaría en la nada. Usted no creyó que se haría justicia.
5-Cree que la justicia de Dios es automática. ¿Cuántas veces las personas que sufren una injusticia, dicen o piensan: “Está en las manos de Dios”? Pero ni la justicia de los hombres, ni la justicia de Dios llega sin que alguien pelee por su caso. “… Alegad por vuestra causa, dice el Señor” Isaías 41:21
Si usted está cansado de sufrir injusticias y desea reivindicar la Justicia de Dios en su vida, participe de este propósito de fe en Av. Corrientes 4070, Almagro, Ciudad Autónoma de Buenos Aires o en la Universal más cercana a su hogar.
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