A Graciela Amarilla los médicos le diagnostican cáncer de mama. Esto, además de afectar su salud, perjudicó el bienestar de su familia, ya que no podía atender a su hija y dependía de su madre para ello, y alteró su economía, porque la enfermedad le impidió que siguiera con su vida laboral.
Graciela se sometió a una infinidad de tratamientos y a una cirugía y, al concluirlos, los resultados no fueron los que esperaba, ya que en el estudio se detectó que tenía un nódulo en el mismo lugar donde se había realizado la operación.
De esta manera Graciela llegó a la Universal y, al participar de las reuniones, tuvo la oportunidad de obrar su fe en la Hoguera Santa.
Gracias a esta actitud, hoy ella puede disfrutar de los beneficios de su confianza en Dios, su salud se restauró por completo y, sobre todo, recibió el Espíritu Santo.
Mire el video a continuación y conozca su historia: