Marcela Verónica Suarez hoy disfruta de una vida bendecida, pero tiempo atrás era imposible que imaginara que tendría un futuro feliz porque los problemas de salud, los tormentos espirituales y un fracaso en el amor le quitaban toda esperanza de cambio. Ella durante once años tuvo miedo de morir, el nerviosismo y la depresión eran tan grandes que se angustiaba en extremo y no podía estar sola en la calle.
“Yo era una mujer triste, nerviosa y depresiva. Tenía ataques de locura y rompía todo lo que estaba a mi alcance, me golpeaba la cabeza contra la pared, me arrancaba el cabello y me lastimaba el cuerpo. Todo esto se debía a que veía cosas extrañas y escuchaba voces. Recuerdo que me sentía impotente, por eso intenté quitarme la vida tirándome en las vías y debajo de un auto, incluso había buscado ayuda en la casa de los espíritus, pero todo empeoraba con el pasar de los días”, cuenta.
Ella sufría porque su salud no estaba bien, las fobias, los dolores en la columna y los problemas en el útero no le daban tregua. Durante diez años vivió padeciendo dolores muy fuertes y hemorragias.
“Siempre estaba enferma, recuerdo que me sentía una mujer inferior, tenía muchos complejos, por eso intenté suicidarme en dos oportunidades, pero al llegar a la Universal comprendí que había una chance de tener una vida diferente.
Participé de las reuniones con determinación y fui libre del tormento espiritual, además, me curé y mi interior se fortaleció. Dios me bendijo en todas las áreas de mi vida. Ahora disfruto de una vida diferente, algo que no imaginé nunca antes. Hoy en día soy muy feliz junto a mi esposo y disfruto cada día de vida junto a él”, afirma sonriendo.
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