“Desde que tengo uso de razón, mi familia pasó por necesidades básicas. Vivíamos debajo de un puente y después en una casa de cartón y chapa. Además, mis padres no se llevaban bien.
En la adolescencia comenzó mi depresión. Sufría bullying en el colegio, me miraban con desprecio y lástima. Creía que no valía nada, me veía inferior. Ocupé mi agenda con actividades para mantener la mente distraída, porque estar sola era una tortura.
No me gustaba mi cuerpo, lo lastimaba. Dejaba de comer días, a veces me llenaba con agua o me provocaba vómitos. Quería cariño y aceptación pero no lo encontraba. Creía que lo mejor sería cortarme las venas para terminar con mi miserable vida. Sin embargo, pensaba en mi papá y me refrenaba.
Las cosas básicas se volvieron imposibles de hacer, estaba nerviosa y tenía ataques de pánico. A los 20 años nada tenía sentido. Me la pasaba tirada en una cama. Para mí la vida era nefasta y no valía la pena seguir respirando.
Conocí la Universal, pero para una persona que está en depresión, es difícil pensar que algo superior te va a sacar del lugar oscuro donde estás, creer fue un gran paso.
Participé de las reuniones y mi forma de pensar cambió, ahora creo que con Dios puedo todo. Tengo una familia que amo, soy fuerte en mi interior, no pienso en la muerte y las posibilidades son infinitas”.
Participe este viernes a las 12 h en el Templo de la Fe, Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más cercana a usted. Haga clic aquí y vea las direcciones de la iglesia.
Si usted quiere comunicarse con nosotros, puede hacerlo llamando al 5252-4070.