El estrés es uno de los grandes villanos de la vida moderna. Diariamente oímos a las personas reclamando sobre el estrés provocado por la rutina del día a día, del tránsito cada vez más caótico, de los medios de transportes precarios, de la falta de educación de las personas en las calles, etc. Pero, ¿qué es el estrés?
Lo que acostumbramos a llamar estrés, no es más que una irritación provocada por situaciones como las descriptas arriba y que desaparece en cuanto salimos de aquel ambiente estresante. También hay personas que se refieren al cansancio físico como estrés, pero bastan algunas horas de sueño para que el cuerpo se recupere.
Según la psicóloga Selma Bordin, del Hospital Albert Einstein, en San Pablo, el estrés se trata de un mecanismo fisiológico sin el cual el hombre no habría sobrevivido. En la Edad Media, cuando se veía en situación de peligro, se encontraba con un animal salvaje, por ejemplo, él tenía que atacar o huir, y para eso el cuerpo sufría algunos ajustes, como la respiración agitada, taquicardias, etc. Solo eso hacía que toda aquella adrenalina fuese liberada del organismo.
Sin embargo, en los últimos días actuales ese estrés sucede en otro escenario – un despido, la pérdida de un ente querido, la presión para cumplir plazos y metas, sobrecarga de funciones y tareas, divorcios etc. -, y toda la adrenalina que debería ser liberada, se queda estancada en nuestra sangre, sin función – por eso es tan importante también la práctica de deportes u otra actividad física.
Estrés físico y emocional
El estrés físico es el reflejo del emocional. Los cansancios constantes, el sueño fuera de lo normal, el desánimo y la dificultad de concentración, son algunos de los síntomas.
“Es necesario tener estrés para poder vivir. El problema es cuando es excesivo, cuando supera la capacidad de adaptación de la persona o cuando el estrés es constante “, alerta la psicóloga, en un texto publicado en el sitio del hospital.
Es muy importante consultar a un médico.
Muchos cristianos han confundido síntomas puramente físicos con problemas espirituales. Alteración del humor, depresión, insomnio, ansiedad, son algunas señales de quien puede estar sufriendo ese estrés emocional. Es necesario saber discernirlo, principalmente porque los síntomas se asemejan mucho a los síntomas presentados por alguien con problemas espirituales.
Estrés espiritual
Pero también existe el estrés espiritual, también conocido como agotamiento espiritual, que no tiene nada que ver con los otros, sin embargo, es más grave, porque en este caso, lo que está en juego es la Salvación del alma.
Para hablar de este tipo de estrés vamos a usar como ejemplo lo que sucedió con el profeta Elías, un ejemplo de agotamiento espiritual descripto en el Antiguo Testamento.
La Biblia menciona grandes hechos realizados por intermedio de Elías, pero el auge de su historia y de su fe sucedió en el Monte Carmelo, cuando desafió a los 450 profetas de Baal (1 Reyes 18:19-40). Así como David no se acobardó delante del tamaño del gigante Goliat, tampoco Elías se acobardó delante de los profetas de Baal, que eran numerosos, porque Elías sabía que Él que estaba con él era infinitamente mayor y más poderoso. Y el resultado de esa fe, usted lo puede leer en el libro de 1 Reyes, capítulo 19.
A pesar de todo, poco tiempo después, la relación de Elías delante de la amenaza de una mujer fue totalmente diferente a la fe que había demostrado y de la que vio resultados poco antes. Elías, amedrentado, huyó y se escondió en una caverna. Llegó inclusive, a desear la muerte.
La fe de Elías estaba en crisis
¿Pero eso cómo es posible? ¿Cómo alguien como Elías, que ya había experimentado el poder de Dios en diversas ocasiones, de repente, estaba agotado espiritualmente?
La Biblia no menciona sobre lo que pudo haber quebrantado la fe del profeta, pero podemos presumir, con base en las Palabras del apóstol Pablo: “No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.” Gálatas 6:9
Elías se había cansado de hacer el bien. Se había olvidado de mantener la comunión con el Altísimo. Y, al contrario de lo que muchos piensan, lo que mantiene nuestra fe encendida no son nuestras conquistas, sino nuestra comunión con el Padre.
A ejemplo de Elías, muchos cristianos se han quedado en el camino, exhaustos, agotados espiritualmente, porque descuidaron su intimidad con Dios.
Uno de los principales síntomas de la persona estresada espiritualmente es la falta de interés por las cosas de Dios. Ella no tiene más ánimo para buscar a Dios, para ir a la iglesia, y no logra creer más en las promesas del Señor para su vida, y así como Elías, llega a desear incluso la muerte.
La única forma de que no seamos víctimas del estrés espiritual es que no obedezcamos nuestros sentimientos. No siempre nuestra fe estará encendida. Habrá días en los que el desánimo vendrá y no tendremos ni siquiera el deseo de hablar con Dios. Pero exactamente en esos momentos tenemos que ignorar los sentimientos y oír la voz de la fe.
No espere sentir ganas de orar, ore aún sin ganas. No espere sentir ganas de ir a la reunión, vaya aún sin ganas. No espere sentir ganas de leer la Biblia, lea aún sin ganas. Y si existe un pecado oculto, confiéselo y déjelo, para que así usted pueda trazar un camino de vuelta y pueda conectarse nuevamente con Dios. No existe otro camino para alcanzar un avivamiento espiritual. No espere más, comience a recorrerlo ahora.
Dios no desistió de Elías y tampoco desistirá de usted.
Si usted se siente agotado espiritualmente y desea una renovación espiritual, participe todos los miércoles a las 20h de la noche de la Salvación en una Universal de Almagro en Av. Corrientes 4070 o en la iglesia más cercana a usted. Vea aquí las direcciones.
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