El estrés es uno de los villanos de la vida moderna. Según la psicóloga Selma Bordin, el estrés es un mecanismo fisiológico sin el cual el hombre no podría haber sobrevivido.
Pero, en la actualidad, el estrés se manifiesta en otro escenario. Una renuncia, la pérdida de un ser querido, la presión para cumplir metas, la sobrecarga de tareas, entre otras cosas.
Toda la adrenalina que debería ser liberada, se estanca en nuestra sangre, sin cumplir ninguna función. Practicar alguna actividad física, puede contribuir a aminorar las consecuencias, pero no siempre es suficiente.
Estrés físico y emocional
El estrés físico es reflejo del emocional: el cansancio constante, sueño fuera de lo normal y dificultades de concentración son algunos de los síntomas. “El estrés es un problema cuando supera la capacidad de adaptación de la persona y cuando persiste durante mucho tiempo”, alerta la psicóloga.
Muchos cristianos han confundido síntomas puramente físicos y psicológicos con problemas espirituales.
Alteraciones de humor y ansiedad y angustia, son algunas de las señales de que una persona puede estar sufriendo estrés emocional y es preciso saber diferenciarlos para no confundirlos.
Estrés espiritual
Uno de los principales síntomas de la persona estresada espiritualmente es la falta de interés por las cosas de Dios. Ya no tiene ánimo para buscarlo y no logra creer en Sus promesas. La única forma de evitar esto es no obedecer a nuestros sentimientos. No espere sentir ganas de orar, de ir a la iglesia o de leer la Biblia y si existe un pecado déjelo para que pueda reconectar con Dios. No espere más. Participe este miércoles de la Noche de la Salvación.
[related-content]