Belén: «Desde los siete años tuve problemas espirituales. Escuchaba el ruido de cadenas, que me llamaban o que se corrían los muebles. Lo más fuerte que me pasó fue que se movió el ropero y se cayó todo. Estaba perturbada y no dormía. Sentía que rasguñaban las paredes y la cama desde abajo.
No tenía a mi papá, mi mamá me maltrataba y lo mismo me pasaba en el colegio. Crecí tomando malas decisiones, angustiada, sola y depresiva.
A los 15 años, fui mamá de mi primera hija y todo empeoró. Me fui a vivir con el papá de ella con la intención de escapar de los problemas, porque pensaba que se acabarían al irme de la casa de mi mamá, pero no fue así, sino que empeoraron. Por las noches, sentía que me destapaban, me soplaba un viento frío y me golpeaban la puerta. Cuando iba a estudiar, veía sombras que me perseguían.
Tiempo después, me separé del papá de mi nena porque peleábamos mucho debido a que era muy celosa, nerviosa e insegura. Además, éramos muy chicos. Él tenía 17 y yo, 15.
Al poco tiempo, conocí a quien es mi actual esposo, una persona maravillosa, pero parecía que quería hacerlo sufrir del mismo modo que lo habían hecho conmigo. Nos juntamos, tuvimos hijos y empezó una etapa de depresión con mi segundo embarazo. No salía, apenas me bañaba y la casa era un asco, había ollas con comida podrida. Siempre estaba tirada en la cama, triste y llorando.
Lo más fuerte que me pasó fue estar en la pieza a punto de matarme mientras mis tres nenes estaban en la cocina.
También caí en la infidelidad porque necesitaba sentirme querida, después de haber tenido tantos complejos y rechazos cuando era chica. Entonces, buscaba afecto fuera de casa y rechazaba a quien tenía en mi hogar.
Después, empecé a trabajar, aunque no lo necesitaba. Quería sentirme útil. Comencé a tener malas juntas y a beber alcohol. Salía a las 3 de la tarde de trabajar y llegaba a las 7 a mi casa. Mis hijos me veían acostada en un sofá, alcoholizada, y me tenían que despertar para que fuera a trabajar.
Sentía que se me estaba derrumbando todo. Fue entonces que llegué a la Iglesia Universal, asistí a las reuniones de los viernes y obtuve mi liberación total.
Hoy estoy libre de la depresión y de la soledad. Soy feliz, puedo estar sola en mi casa y no siento más presencias extrañas. Cuando Dios entra a la vida de una persona, trae liberación. Él reconstruyó mi vida y mi familia. Hizo todo nuevo».
Ella asiste a la Iglesia Universal ubicada en Av. Corrientes 4070, CABA.
Participá este viernes a las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más cercana a vos.
Escuchanos por Red Aleluya FM 106.3 de lunes a viernes, a las 11 h.
Mirá nuestro programa Revelando Misterios, de lunes a viernes, a las 00 h, por Unifetv.com
Facebook: LimpiezaEspiritualAr, Instagram: limpieza.espiritual.ar, Telegram: LIMPIEZA ESPIRITUAL – ARG