Con una cruz como símbolo de victoria, invitaron a las personas a depositar al pie de la cruz a los nombres de sus familiares para luego orar por ellos y así bendecir sus casas.
Este trabajo sigue dando frutos y uno de ellos es Raúl Morel, que conoció la Palabra de Dios en la cárcel y ahora, en libertad, lleva el mensaje de la cruz a los demás.
“Durante muchos años mi vida fue un completo desastre. Era un hombre de carácter fuerte, vivía nervioso y era muy agresivo, Comencé a consumir drogas, como cocaína y diferentes tipos de pastillas, y alcohol. Eso hizo que no pudiera conseguir trabajo”, recuerda Raúl.
La relación con su familia era un desastre, peleaban y discutían, no había paz en su hogar. Con el paso del tiempo la situación empeoró, y Raúl comenzó a delinquir. “Me pegaron un tiro, estuve preso varias veces y la última vez me condenaron a 11 años de prisión, fue un momento muy difícil de mi vida”, confiesa.
Durante esos años, su esposa Analía, conoció la Iglesia Universal del Reino de Dios y empezó a orar por su marido.
En el penal en el que estaba detenido, Raúl recibió la visita del Grupo de Evangelización Carcelaria y en la Palabra de Dios encontró fuerzas para luchar. “Con Dios aprendí a usar la fe y a determinar lo que quería, un cambio en mi vida. Así logre ser libre tanto física como espiritualmente. Dejé los vicios, tengo paz, salí de la cárcel y conseguí un trabajo digno para sustentar a mi familia, que está completamente restaurada.
Sigo perseverando en la fe y soy feliz, gracias a Dios”, finaliza Raúl, que concurre junto a su familia a la IURD de San Justo, en Juan Manuel de Rosas 3736 y visita las cárceles para mostrarle a los demás que es posible comenzar de nuevo con el Señor Jesús.