Las mujeres hoy son preparadas para la independencia, lo que es excelente para sus carreras, pero en algunos casos FATAL para sus relaciones.
Los hombres son simples de amar. Todo lo que queremos es una mujer que sea agradable. Que cuide al marido, se dirija a él con respeto, y sea compañera. No nos ofende el éxito de ellas, al contrario. Solo no queremos ser tratados como empleados también en casa—ser constantemente confrontados, ignorados o mandados a hacer eso o aquello. El hombre quiere paz.
El problema es que a las mujeres les enseñaron que ser agradable y cuidar bien al marido es ser esclava, una ama de casa que solo vive para servirlo. Y la mayoría piensa que es así, un extremo o el otro. Pisar para no ser pisada.
Las mujeres exitosas en el trabajo y en el amor existen. Estoy casado con una. El secreto de ellas es no perder la femineidad.
P.D. El tema es tan delicado que la reacción de algunas a este texto será girar el cañón hacia los hombres y comenzar el ataque. No habrán aprendido nada, ni entendido que el texto anterior no es un ataque a ellas. Tampoco una afirmación de que los hombres no tienen sus defectos. Ellas ignorarán todos los posts anteriores aquí, en este blog, donde hablo también de los errores de ellos, y me dirán machista. Todo bien. Este post no es para ellas, sino para las que han sido víctimas de creencias que les han robado la felicidad en el amor, y son lo suficientemente inteligentes para reevaluar sus conceptos.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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