Solo el hecho de buscar a Dios puede salvar muchos hogares, de los males que los rodean
Imagine un padre dándole una cachetada a su hijo. Drogado, El muchacho no logra siquiera levantar la cabeza para poderse defender. Es echado de su casa, se va humillado. Mientras tanto, su hija adolescente está embarazada por primera vez. De su padre solo escucha acusaciones e insultos. Por otro lado, la madre no estaba en la casa y no presencia la confusión. Ella está realmente ocupada con su amante como para saber lo que pasa en la familia…
Esta escena, a pesar de ser de una novela, sucede en muchos hogares del país. Familias enteras están destruidas por las drogas, por la falta de planeamiento familiar y la ausencia de estructura psicológica y espiritual.
Si usted está pasando este tipo de situación en su casa, tal vez ya sea la hora de rever algunos conceptos en lo que respecta a su estructura familiar. Mirar dentro de sí mismo como padre, madre, marido o mujer, puede ayudar (y mucho) a entender lo que pasa con sus hijos. Esto pasa porque muchos adolescentes tienden a mirar a sus padres como modelo a seguir. Si usted es un padre o una madre que se alcoholiza, fuma o traiciona a su cónyuge, no se admire si su hijo o su hija siguieran el mismo camino. Tampoco se sorprenda si él o ella perdieran por completo, el respeto por usted.
Además, si en su casa hay falta de comunicación, eso también puede ayudar a los hijos jóvenes a pensar en la ausencia de amor de los padres. Toda esta situación puede llevar a sus hijos a recurrir a amistades o a gente conocida en la calle en búsqueda de llenar un vacío, que podría ser ocupado por su amor.
De esta manera, la atención que sus hijos deberían recibir en casa acaba siendo dada por personas que no siempre son de buena índole. Es así, consecuentemente, que el joven pasa a conocer las drogas, los vicios, la criminalidad y otros males.
Si su familia está pasando por esto, intente buscar las causas en el pasado. Tal vez en traumas que, inconscientemente o no, terminaban siendo transferidos a los hijos y al cónyuge. Quién sabe si en su vida males como abusos sexuales, traumas, malos tratos y otros factores lo han estimulado a un matrimonio o a una unión precipitada. Es triste admitirlo, pero, puede ser que la desesperación por encontrar una vida mejor, lo haya hecho caer en una relación desprovista de amor y de respeto, donde los vicios y las traiciones son constantes. Y aún así, quedó embarazada una vez (o varias) dentro de esta relación turbada y conflictiva.
Pero, en el caso que usted diga que en su familia hay equilibrio, atención, amor, respeto y comunicación, y que aun así el caos parecer estar dominando su hogar, quien sabe si no es la hora de mirar más allá, para ver si lo que está faltando no es el poco espacio que usted le está quitando a Dios. Observe que la espiritualidad nada tiene que ver con la religiosidad, no es dejar de ser A para volverse B, sino tener como centro imprescindible en su vida a Aquel que puede arrancar sus traumas, miedos, angustias, vicios, vergüenza y otro tanto de basura que puede estar trabando la buena convivencia familiar.
Tal vez usted nunca se haya detenido a pensar en eso, pero las decisiones están dentro de cada uno. Y le toca a cada persona saber encontrar la elección correcta que será capaz de transformar toda una situación de angustia y mortificación. Buscar a Dios para transformar su familia está lejos de proselitismos, demagogia o un pensamiento dogmático, es tener la humildad de reconocer que solo no se puede hacer nada.
Así que reflexione en esto: solo dar amor, atención y cariño no impedirá que sus hijos quieran caminar por si mismos y con sus propios consejos… pero, si tuvieran la protección Divina, esto impedirá que sus pies resbalen en caminos tortuosos y crueles.
Acerquese hoy y participe de la reunión de la Sagrada Familia a las 8, 10, 16 y 20 en Av. Corrientes 4070 o en la Iglesia Universal más cercano a su hogar.