Durante los próximos días vamos a publicar partes del libro “Fe Racional”, del obispo Edir Macedo, como parte del contenido para reflexión del Arca Universal
Por más que existan personas que practican cosas condenables, nada es más abominable delante de Dios que la hipocresía. La persona hipócrita carga una fe emotiva que puede ser comparada a un objeto pirata, que es utilizado una o dos veces, y en seguida tiene que ser tirado porque su calidad es dudosa.
Así es la fe hipócrita, la fe pirata. Muchas personas incluso logran vivir y convivir con ese tipo de fe, sin embargo esta no tiene calidad, y no puede ser sustentada por mucho tiempo, visto que es fundamentada en ilusiones, emociones, sentimientos o entusiasmos. Tales personas, por estar en la fe pirata, actúan como si estuvieran en la sinceridad, engañándose a sí mismos. Van a la iglesia, sienten emociones y hasta lloran, pero cuando salen de allí constatan que la vida continúa siendo la misma y que nada cambió.
Esa es la razón por la cual existen tantos creyentes tradicionales y con la vida fracasada. Hablan de Jesús elocuentemente, saben predicar el Evangelio para cualquier persona, pero la vida es una miseria. Si esos creyentes observaran íntegramente su vida, verían que predican algo que no viven, porque no saben vivir por la fe genuina. De esta forma no logran convertir a nadie porque viven una fe de sentimientos, que no tiene nada que ver con la fe que viene de Dios.
Parece contradictorio, pero muchos que han creído en Jesús, frecuentando iglesias, inclusive la Iglesia Universal del Reino de Dios, están en el fracaso. El motivo es que aún no tomaron una decisión capaz de cambiar sus vidas. Son personas llamadas, pero que no se dejan escoger, porque son miedosas. No tienen el coraje de tomar una actitud delante de Dios.
Gedeón, por ejemplo, se presentó con 32 mil hombres. Cuando mandó que los tímidos, miedosos y cobardes volvieran a sus casas, 22 mil se marcharon porque no quisieron asumir sus posiciones de soldados. O sea, tuvieron miedo de luchar. Sobraron entonces 10 mil y, de esos, apenas 300 permanecieron. Es decir, de los 32 mil soldados, apenas 300 estaban dispuestos a guerrear, a matar o matar, ¡a vencer o vencer!
Medite en esto: Jesús no vino a traer religión, sino vida. Los hipócritas señalan el defecto de los otros y no consiguen ver los suyos propios. Son personas que están en la iglesia, confiesan a Jesús, pero la vida es un mar de miseria, pues se rehúsan a obedecer lo que más le importa a Él: actuar la fe.