En los próximos días vamos a publicar fragmentos del libro “Fe Racional”, del obispo Edir Macedo, como parte del contenido para la reflexión del Arca Universal
“Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día.
Entonces Pedro, tomándolo aparte, comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca.”, (Mateo 16:21-22).
Por más que creyese en el Señor Jesús, Pedro manifestó una fe emotiva con la intención de remover la fe racional y objetiva de Jesús. Por eso, tenemos que tener mucho cuidado con los emotivos que llevan al fracaso a los creyentes de otras denominaciones, y hasta a los de la propia IURD, que como Pedro, lanzan palabras negativas, diciendo que no hay necesidad de sacrificios. Esos creyentes tradicionales viven en base de la fe emotiva, y son fracasados porque se dejan llevar por la emoción, por lo que sienten, y no por lo que creen.
Teóricamente, creyente es aquel que cree. Pero, en la práctica, verificamos que no es así como ha funcionado. La gran mayoría de los creyentes viven en la fe emotiva. Son fracasados no apenas por el hecho de no tener condiciones económicas, sino sobretodo, por su condición espiritual. Por esta razón, muchos no tienen visión ni entendimiento. Eso hace que sean influenciados por toda suerte de doctrinas, que son pura fachada de hombres inspirados por el mal.
Amigo lector, abra su entendimiento, su razón. Dios nos dio libre albedrío para que tengamos libertad de pensar. Nadie puede sujetar el pensamiento, aunque usted fuese colocado en una prisión o viviese en un país con dictadura, atrás de una cortina de hierro. Muchas personas, de los países musulmanes, viven impedidas de expresar su propio pensamiento. A pesar de eso, los pensamientos Divinos están dentro de su ser y permiten acceso al Todopoderoso en cualquier lugar sobre cualquier circunstancia. Ningún poder temporal mundano y ni el infierno pueden impedir la comunicación con Dios.
Mientras los cobardes, tímidos y miedosos no arriesgan nada porque tienen miedo de perder, los que asumen los que piensan y creen, creen y no prestan atención a lo que hablan o dejan de hablar. Estos creen en lo que piensan y toman actitudes; son determinados. Eso se llama fe práctica.
La fe es nada más que la acción de creer. Los fariseos, los emotivos, no tienen coraje de tomar una actitud porque son movidos por sentimientos del corazón y no por la razón.
La persona que dice creer en Dios no puede tener miedo de arriesgar, de sacrificar. La verdad es que en el momento en que se sacrifica, la persona pierde. Lo mismo sucede cuando plantamos una semilla: luego la perdemos.
Mientras, sabemos que al perder la semilla en la tierra, ella seguro devolverá mucho más mañana. Cuando planto el sacrificio, manifiesto una fe racional. O sea, si coloco en práctica la fe en la Palabra de Dios, estoy usando mi inteligencia en eso, porque creo en ella. Lo que es muy distinto de la fe emotiva.
Quien anda en la fe emotiva no usa la inteligencia porque se basa en lo que siente. No tenemos que sentir, pero si obedecer. “Pero el Señor había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.”, (Génesis 12:1).
El patriarca de la fe sacrificó su tierra, su parentela y la casa de su padre, dejando todo atrás, y migró en dirección a una tierra completamente desconocida. El solo necesitó oír la voz de Dios para obedecerla, sin dudar.
La obediencia a la Palabra de Dios es la actitud práctica de la fe. Aún así, los que viven en la fe emotiva no tienen coraje de tomar actitudes en relación a la voz de la Palabra porque están siempre imaginando lo que van a perder. No consiguen visualizar lo que van a ganar. Quien vive por la fe racional, inteligente, no ve lo que está perdiendo hoy, sino lo que va a ganar mañana. Vea que gran diferencia. Pedro llamó a Jesús aparte, diciendo: “ten compasión de ti Señor”. En otras palabras, “no sacrifique”. Pero Jesús dijo: “¡apártate satanás! Yo voy a sacrificar hoy porque mañana voy a resucitar y salvar otras tantas personas que creen en Mí”.
Con esos dos tipos de fe, emotiva y racional, yo pregunto: ¿qué tipo de fe usted ha profesado? Dependiendo de su respuesta, la culpa de que su vida esté fracasada o en alza se debe única y exclusivamente a la práctica o no de la Palabra de Dios.