¿Usted sabe cómo opera un avión? Arranca, sube, y cuando llega a la velocidad crucero se establece. Preste atención, la fe es la partida del avión, el arranque, cuando el avión se eleva. Pero la confianza es cuando se establece. Debemos tener fe y también confianza. Porque cuando el avión sube y se establece soporta las turbulencias, las tempestades y lo que venga.
Uno sale adelante por la fe, pero, para mantenerse, necesita la confianza en que las promesas de Dios se van a cumplir porque Dios no falla.
Abraham fue un ejemplo de fe porque todo lo que Dios le pedía él lo hacía, pero también fue un ejemplo de confianza, porque esperó hasta los 100 años al hijo que Dios le había prometido cuando él tenía 75, ¡fueron 25 años confiando!
Si usted es una persona con fe y sin confianza no va a resistir. El cristiano debe tener fe para conquistar, para subir, pero debe tener confianza para soportar las luchas que se levantan contra él. No podemos dejar a Dios por nada, no podemos ser como esas personas que creen cuando todo va bien.
El profeta Habacuc dijo así en su oración:
“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en el Señor, y me gozaré en el Dios de mi Salvación”. Habacuc 3:17-18
Lo normal es que la higuera florezca y que la vid dé frutos, pero él dijo que, aunque nada de eso sucediera, se alegraría y se gozaría en el Dios de su Salvación. Así debemos ser, no como algunos que dicen ser de Dios cuando todo va bien. Los hijos de Abraham, los de la fe verdadera, creen y confían aunque todo vaya mal, aunque el viento sople en contra. La persona debe amar a Dios en toda circunstancia y confiar y alabar al Dios de la Salvación porque, al final, Él les da la vuelta a las cosas y bendice.
Hay personas que dejan a Dios por un novio, por una novia, que Lo abandonan por algo corruptible. Cuando pasamos por luchas y tribulaciones, entonces se ve quién es de Dios, quien es de Dios no huye, sino que dice “… con todo, yo me alegraré en el Señor, y me gozaré en el Dios de mi Salvación”. Todo lo que pasamos es difícil, pero cuando vienen las luchas y las tribulaciones es cuando maduramos y demostramos nuestra fe.
Vea lo que dice en Mateo 5:11
“Bienaventurados sois cuando por Mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos…”
¿Quién es usted? ¿Una persona que confía solo cuando todo va bien, o una persona que, aunque la tierra no florezca, confía 100%? La fe y la confianza trabajan juntas, recuerde el ejemplo del avión, la fe es la que lo hace subir y la confianza es lo que permite que se establezca. Hay momentos en la vida en los que todo sale mal, pero eso no debe alterar la confianza, porque el Altísimo no falla.
Si usted quiere solo paz y no quiere guerra, pídale a Dios que lo lleve a la gloria, ¡porque aquí es guerra! Pero vamos venciendo todos los problemas con Dios, ¡confiamos y estamos en la fe!
Esa es la importancia de tener el Espíritu Santo, por eso siempre le decimos que, si Lo tiene, siga buscándolo para que Su llama no Se apague y, si no Lo tiene todavía, búsquelo hasta tenerlo dentro de usted.
La vida de un cristiano está hecha de luchas, pero nada se compara con lo que Dios tiene preparado para nosotros en la Nueva Jerusalén. ¡No deje a Dios por nada! Hay personas que abandonan la fe porque les falla la confianza.
Piense en eso.
Dios le bendiga.