Las amenazas de guerra son una de las señales que apuntan al cumplimiento de las profecías del Apocalipsis
Cuando los científicos atómicos de la agencia Bulletin of the Atomic Scientist -BAS (Boletín de Científicos Atómicos) crearon el Reloj del Apocalipsis, en 1947, en Chicago, Estados Unidos, dejaron el puntero marcando siete minutos para la medianoche, hora que señala la destrucción de la humanidad.
El Reloj del Apocalipsis, o Reloj del Juicio Final, es un alerta para el mundo sobre su inminente final, y tiene como base las amenazas de guerra, armas nucleares, biológicas, como virus letales, por ejemplo, desastres naturales u otros provocados por el hombre, factores que propician el fin del mundo. En el comienzo de este año, los científicos dejaron el puntero marcando cinco minutos para la medianoche, en el que la “medianoche” representa la destrucción total. Se basan en el riesgo nuclear de la usina de Fukushima, en Japón, después del tsunami que afligió al país en 2011. En relación a 2010, el reloj avanzó un minuto.
En el año 1949, en relación al enfrentamiento entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, el puntero marcaba tres minutos para la medianoche, lo que significaba una gran destrucción del planeta. Cuatro años después, en 1953, cuando fue realizada la primer prueba con la bomba de hidrógeno, el reloj apuntó solo dos minutos para el fin.
Todo eso porque existen “más de 20 mil armas nucleares a disposición para ser accionadas y con el poder suficiente para destruir muchas veces a los habitantes del mundo, de acuerdo con el profesor de Arizona State University y co-presidente del Consejo de Patrocinadores de BAS, Lawrence Krauss. Sin contar las armas nucleares usadas por los terroristas.
Eso significa que hasta los científicos atómicos entienden que todas esas amenazas colocan al mundo en riesgo de que sea el fin, lo que denota otra señal de la aproximación de Jesús a la Tierra nuevamente. A pesar de eso, como Él mismo afirmó, es apenas el principio de dolores:
“Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores.”, (Mateo 24:7-8).
“Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin.”, (Marcos 13:7).