La economía argentina no levanta, y las cifras del INDEC lo confirman: La actividad económica volvió a caer en agosto, en comparación con el mismo mes del año pasado, un 2,6%, y acumula en los primeros ocho meses una baja del 2,3%. Ante este panorama, muchos empiezan a preguntarse qué hacer para sobrevivir. El que puede invertir, tiene miedo de hacerlo porque no ve las condiciones propicias para tener una ganancia, y el que depende de ventas, ve cómo cada día es más difícil cerrar contratos, atraer al público o colocar sus productos en el mercado.
Sin embargo, los que aprendieron a usar la fe saben que con Dios no hay muralla que se mantenga de pie. Luchan con la certeza de la victoria, creyendo que verán el resultado de su esfuerzo con creces, tal como el propio Dios prometió en Su Palabra.
Todos los lunes, en el Congreso para el Progreso se muestran casos reales de personas que estaban mal económicamente, con trabas, miseria, desempleo y fracasos sin explicación, quienes después de participar de las reuniones y poner en práctica lo enseñado, logran revertir la situación y salir adelante, conquistando trabajos, ventas y nuevas contrataciones, cambiando completamente su calidad de vida.
Si usted cree que hay una maldición que está afectando su economía, no deje de participar este lunes a las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 h del Congreso para el Progreso, donde se realizará el quiebre de las maldiciones económicas y el clamor de los 318. Lo esperamos en Av. Corrientes 4070, Almagro.
Ellos quebraron la maldición económica
Eugenio: “Llegué al Congreso para el Progreso estando muy mal económicamente. Debía alrededor de 15 mil dólares, no tenía ni para pagar el boleto, venía caminando. Hice mi parte con Dios, luché, perseveré y puse en práctica todo lo que me enseñaron. Hoy, tengo trabajo, personas que trabajan para mí y proyectos aprobados hasta fin de año. Además, pagué las deudas, conquisté una casa, compré un terreno en el que estoy edificando, tengo un 0 km y un vehículo de trabajo”.
Yamila: “Soy profesional y, a pesar de mis esfuerzos, cada vez que lograba algo, lo perdía. Estuve en esa situación durante 10 años. Tenía muchas deudas, era considerada una deudora irrecuperable. Llegué a prostituirme para tener algo de dinero.
Conocí el Congreso para el Progreso, hice todo como lo enseñaban y gracias a Dios en un año logré más que en la década anterior. Tengo trabajo y además pude empezar mi emprendimiento, no tengo más deudas y toda mi situación cambió”.
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