La mente de Dios lo hace fuerte. En cambio, la mente del diablo trae dudas y debilidad. Si los pensamientos de Dios no ocupan su mente, los del diablo la ocuparán y usted será débil.
El ser humano es débil cuando, en vez de razonar, usa los sentimientos. Estos esclavizan y siempre inducen a malas elecciones. Por otro lado, el Espíritu de Dios está imposibilitado de actuar en la vida de los que han despreciado la práctica de Sus consejos.
La Verdad solo libera a los que la ponen en práctica. La prueba de eso es que la gran mayoría de personas de creencia evangélica que está oprimida o deprimida.
“Porque los ojos del Señor contemplan toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón perfecto para con Él…”, (2º Crónicas 16:9). El Señor Dios solo ejercita Su poder en favor de los que Le obedecen. Los demás, como Caín, ven eso y envidian.
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