La esencia de todo el trabajo que realizamos son almas. Y para quien tiene pasión por ganar almas, no hay lugar mejor que trabajar con los obreros.
Todo obrero debe tener la consciencia de que todo su trabajo, todo su empeño en la Obra de Dios, debe estar enfocado en ganar almas. Pues, si no se dedica a este propósito, no tendrá ninguna utilidad para el Reino de Dios, ya que fue salvo para salvar.
Obviamente, su preocupación mayor y atención redoblada deber ser por su propia Salvación. Solo después es que debe empeñar todas sus fuerzas en la Salvación de los perdidos, además de alertar a aquellos que supuestamente están en la fe, y piensan estar de pie, en cuanto al riesgo que corren de caer espiritualmente, si no vigilan.
¿Cuál sería el salario de un ganador de almas? ¿Qué es lo que dejaría a un ganador de almas muy feliz? ¿Qué placer tiene el ganador de almas? La respuesta es muy simple: ver a una persona llegar delante de Dios totalmente destruida, fracasada, desesperanzada, despedazada, rechazada por todo y por todos y poder contemplar su regeneración. Este es el salario y la mayor alegría de un ganador de almas.
Por este motivo, estamos promoviendo el día 28 de agosto como el primer día de la Consagración de las Almas. Será un día entero dedicado a los sufridos. Un día en el que todos los obreros y obreras llevarán a la Iglesia a las Almas para que sean consagradas.
Y al término de la reunión, visitarán los asilos, los hospitales, los orfanatos, los presidios y a las personas apartadas de los caminos de Dios. Este día será el primero de muchos, pues todos los meses estaremos dedicando el último domingo del mes a realizar la Consagración de las Almas.
Colaboró: Obispo Roberto Mauzer