La iluminación de la habitación donde Lindalva Cerqueira da Silva, de 45 años (foto de al lado) trabaja es a media luz, suave, para no cansar la vista de los clientes. Una camilla con sábanas claras que tienen calentamiento gradual y, de a poco, la temperatura tibia que invade el colchón ayuda a relajar la musculatura de quien se recuesta. Música ambiental, con el sonido bajo, ayuda a componer el escenario ideal para un masaje relajante que lleve al cliente a un oasis, sin salir del lugar. Hasta el aroma de las suaves fragancias está planeado. Todo está pensado para envolver todos los sentidos de los clientes. Ese es el espacio de trabajo de Lindalva, que es esteticista especializada en masajes relajantes.
Ella afirma que ingresó en la carrera por curiosidad. “Un día acompañé a una amiga que fue a hacerse una limpieza de cutis y un masaje relajante. Yo quería ver cómo era y me pareció interesante. Otra amiga tenía una clínica de estética y me incentivó a hacer el curso para profesionalizarme. Entonces decidí seguir adelante y soy una profesional en esta área”, relata.
El curso de estética enseña la práctica de la limpieza de piel como drenajes linfáticos y masajes relajantes. Actualmente, Lindalva hace todo eso. “El curso duró nueve meses y en él aprendí a hacer los movimientos de drenaje linfático, que liberan los líquidos que retiene el cuerpo, y también un masaje circulatorio más fuerte que activa toda la circulación”, dice.
Plenamente satisfecha
Lindalva revela que no podría estar más feliz con la profesión que eligió. “Me gusta mucho el masaje, me identifico más con esa área, hice otros cursos para especializarme más”, aclara. Ella resalta que encontró en la satisfacción de los clientes la suya. “Las personas llegan incómodas, con dolores y malhumoradas y yo hago lo máximo para que ellas salgan de aquí relajadas. Es muy gratificante para mí ver que colaboro con el bienestar de ellas”, agrega.
Existen varias posibilidades para quienes quieran trabajar en este ramo. Una de ellas es trabajar en un salón de belleza y usar un espacio en ese lugar. En ese caso, usted debería dividir sus ganancias. Generalmente el profesional se queda con el 70% y el restante es como si fuese el pago del alquiler. O incluso, trabajar en un spa también se usa mucho.
En el caso de que usted opte por trabajar por su propia cuenta, necesitaría disponer un lugar para atender a los clientes o podría hacer atención a domicilio. Otra alternativa es divulgar su actividad en las empresas que contratan este servicio y se lo ofrecen a sus profesionales.
Para incrementar el masaje, que puede ser solo manual, el profesional puede utilizar aceites corporales, piedras calientes, propias para ese fin, esferas para masajes y hasta aparatos electrónicos que hacen masajes en las las partes del cuerpo más tensas.
En las grandes ciudades donde la vida es más agitada, la especialización en masajes es una buena opción de trabajo. Con la rutina ajetreada, todo lo que las personas quieren es algunos minutos para relajarse y volver más dispuestas a sus actividades.
Tenga en mente también que un ambiente propicio y preparado para los masajes, como el de Lindalva, es tan importante como el masaje en sí, pues el cliente viene en búsqueda del relajamiento en el cuerpo y en la mente. El masaje relajante ayuda a reducir los niveles de cortisol (una hormona relacionada al estrés) y proporciona la elevación de oxitocina (una hormona vinculada al bienestar).
Manos a la obra:
Aprenda cómo preparar un ambiente acogedor
Aroma:
Velas aromáticas, inciensos o difusores con palitos pueden garantizar una fragancia agradable, pero cuidado para no exagerar en el aroma; si es muy fuerte, puede causar reacción alérgica.
Sonido:
Una melodía de ambiente en un volumen bajo ayuda a componer un clima tranquilo. Si es posible, es bueno para tapar el sonido del ambiente externo, ya que, escuchar bocinas y sirenas no es nada relajante.
Decoración:
Cuanto más natural, mejor. Bambúes, piedras y plantas naturales son una buena inversión. Pero, sin exageraciones.
Iluminación:
Las luces suaves, siempre amarillas y nunca blancas, o incluso las velas aromáticas propician una sensación relajante a la vista. Aún con la luz reducida, vendar los ojos del cliente con una toalla también le dará comodidad a sus ojos.
Temperatura:
Es ideal que la sala sea agradable, ni muy fría, pero tendiendo más a tibia. Sábanas que revisten la camilla con calentamiento propio están disponibles en el mercado y disminuyen la tensión muscular de todo el cuerpo.
[related_posts limit=”15″]