Primero, porque la Salvación viene de los judíos, como dijo Jesús (Juan 4:22).
Segundo, porque desde Abraham hasta Jesús aprendimos mucho con su historia. Aprendimos a usar la fe con inteligencia. Aprendimos a asociar la fe con la imaginación. Aprendimos el secreto de la fe, el sacrificio. Aprendimos que los beneficios de la fe vienen con dificultades. En fin, aprendimos con Abraham la relación con Dios.
Tercero porque en caso de que ellos no hubieran rechazado a Jesús, no tengo idea de qué hubiera sido de mí y de otros millones por este mundo.
“A lo Suyo vino, y los Suyos no Le recibieron. Mas a todos los que Le recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios.”, (Juan 1:11-12).
Cuarto, el más excelente favor que los judíos nos hicieron fue sacrificar a Jesús. Si no Lo hubieran sacrificado, ¿quién lo habría hecho?
“Jesús vino al mundo y vivió de forma perfecta, pura y sin pecado para un día servir como nuestro Cordero Pascual.”, (1 Corintios 5:7).
¿Quién tendría coraje de haber sacrificado a Alguien tan puro, tan santo, tan noble, tan justo, tan misericordioso, tan grande? ¿Quién tendría coraje de ejecutar las profecías referentes al Señor Jesús? ¡Gracias a Dios porque los judíos Lo sacrificaron!
Sin darse cuenta, los judíos hicieron la voluntad de Dios Padre y ofrecieron a Jesús como ofrenda por el pecado, el chivo expiatorio. Ejecutaron la Ley para que pudiésemos tener nuestros pecados perdonados.
“Y pondrá su mano sobre la cabeza del macho cabrío, y lo degollará en el lugar donde se degüella el holocausto, delante del SEÑOR; es expiación.”, (Levítico 4:24).
¡Gracias a Dios! ¡Gracias a Dios! ¡Gracias a Dios!
“Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.”, (Gálatas 3:13-14).
“Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas el SEÑOR cargó en Él el pecado de todos nosotros.”, (Isaías 53:6).
¡Gracias a Dios por los judíos! ¡Gracias a Dios por Israel! Dios ama a los judíos hoy tanto como en el pasado. ¡Y quien tiene el Espíritu Santo los ama también!
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