¿Usted acostumbra observar a las personas cuando van a la iglesia? ¿Ya reparó en la señora que se sienta a su lado, en el joven temeroso que está delante de usted, en el obrero dedicado que trabaja para servir o en el pastor intrépido en su prédica? Pues bien, muchas de esas personas que observamos en el mes o en el año anterior, hoy ya no están con nosotros. Tal vez, hasta usted mismo que lee este texto ahora, puede estar frío y sus visitas a la casa de Dios están disminuyendo.
La realidad muestra que un gran número de personas todos los días abandona la fe. Los motivos que ellas aducen son muchos. Algunas no vigilaron y su comunión con Dios se enfrió, otras cayeron en pecado y por vergüenza decidieron distanciarse. Otra queja son las decepciones sufridas con las personas. En fin, los motivos argumentados para justificar la caída son muchos, pero nada se compara al mayor motivo que existe para volver a Dios: la Salvación.
Un gran ejercito
Para cumplir esa misión, la Universal se asemeja a un gran ejército que fue al campo de batalla para rescatar a sus soldados heridos, por lo que realizó la Caravana del Rescate, con el objetivo de encontrar esos tesoros perdidos y restaurarlos.
Algunos fueron encontrados en la marginalidad, en la prostitución, en los vicios; otros enfermos, viviendo en la calle, en fin, apartados de Dios.
La reunión fue transmitida desde el Templo de la Fe por videoconferencia para toda la Argentina. El encuentro también contó con un mensaje especial del obispo Macedo.
En todo el país más de 7000 personas que estaban apartadas de la presencia de Dios participaron del encuentro en una Universal. Y unas 700 personas tomaron la decisión de bautizarse.
En total casi 20 000 personas estuvieron presentes en los encuentros, entre obreros, evangelistas, jóvenes, miembros, y personas por primera vez. Todos tuvieron la oportunidad de recibir el perdón y de reconciliarse con Dios para dar inicio a una nueva vida.
Ante todo el sufrimiento visto en la vida de quien se apartó de Dios, reflexione y luche con todas las fuerzas para permanecer de pie, en la fe, y júntese a este ejército que no se olvida de la oveja descarriada y no mide esfuerzos ni tiempo para buscarla.
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