El diablo odia que las personas piensen y trabaja por el sentimiento. Y hay muchas personas que viven por el sentimiento, incluso pastores, esposas de pastores, obispos. El sentimiento acaba con la persona. La Biblia dice que el corazón es engañador, desesperadamente corrupto. Eso está escrito.
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”. Proverbios 4:23
Guardar el corazón para que no tenga rencor, resentimiento, amargura. Porque un corazón sucio es una desgracia y destruye la vida de la persona. Lo que uno más tiene que guardar es el corazón, porque de él mana la vida. El diablo trabaja para ensuciar al corazón, para que las personas sientan odio y, por eso, hoy vemos falta de amor, de respeto, de consideración. Lo que contamina al hombre no es lo que entra, sino lo que sale del interior, porque sale del corazón.
Cuando nacemos, lo primero que aparece es la cabeza, la vida está en la cabeza y, muchas veces, la persona no piensa con la cabeza sino con el corazón, donde hay mucho sentimiento que no le deja ver lo que es correcto y lo que es incorrecto. Debemos tomar actitudes guiados por la cabeza y no por el corazón.
Los hipócritas fariseos criticaban a Jesús y Le decían que Sus discípulos no se lavaban las manos antes de comer el pan, y Él les contestó:
“Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre; pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre”. Mateo 15:19-20
La gente está colando el mosquito y tragándose el camello. En cambio, cuando la persona piensa, dice: “Si hago esto, ¿qué pasará después? Voy a sufrir. ¡Entonces no lo hago!” Cuando usted piensa, existe.
Pero el corazón empuja a que uno no piense, muchos sufren por haber tomado decisiones en el corazón en su vida sentimental.
Está escrito que “El justo por la fe vivirá”, y la fe no está en el corazón, “… la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”, ¡y el corazón quiere ver para sentir!
“… del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias…”
La persona desea a alguien prohibido y la cabeza lo reprende, pero si ese sentimiento baja al corazón el pecado va a suceder. El corazón quiere sentir, y el intelecto hace que uno piense y llegue a una conclusión: “Si hago eso, ¿en que va a terminar?”. A veces, con rabia, usted dice algo malo de otra persona para agradar al corazón. ¡Cuidado! No se deje llevar por el corazón corrupto y engañoso del que sale todo lo malo. “No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la boca, esto contamina al hombre” (Mateo 15:11). Por eso Jesús dijo que uno tiene que perdonar, si uno no perdona el rencor se almacena en el corazón.
Cuando la persona recibe el Espíritu Santo, el corazón está sujeto a su mente. Si todos los que hoy están sufriendo hubieran pensado antes, no estarían así. La religión no deja que las personas lean la Biblia para que no descubran estas cosas. Pero Dios quiere que pensemos, la fe es intelecto, cuando uno vive por el corazón no piensa y va en la cabeza de los otros como el piojo.
Teniendo un corazón puro usted duerme en paz.
“El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate”. Proverbios 15:13
Usted ve que hay gente que se maquilla, se viste, se arregla, y nunca queda bella, porque por dentro está sucia. Pero cuando la persona está limpia en el corazón, su sonrisa es agradable. El corazón puro es lo que cuenta. Jesús dijo eso. Dígale a Él: “Toma mi corazón, no dejes que en mi corazón haya resentimiento. Señor, yo Te doy mi corazón, ¡dame paz!”
¡Cuidado!, porque el diablo quiere el corazón, pero el Espíritu Santo quiere el intelecto. Piense. ¡Si usted piensa, será una persona muy feliz!
Dios le bendiga.