Es un hecho, siempre hay alguien para hablar de otro que ni siquiera conoce, y que tiene una noción equivocada de quién es, por la forma de vestirse, postura o hablar. No llega a ser un prejuicio o chismerío, sino una opinión equivocada de quien no conoce.
Según el psicólogo Wilson Montiel, ese tipo de actitud se llama protección. No es normal, pero se la considera cotidiana, inclusive por un instinto de protección. “Todos tenemos cosas que nos gustan y cosas que no nos gustan. Cuando miramos a alguien que no conocemos, hay varias interpretaciones que son posibles, porque aquella persona que se observa tiene un comportamiento que le da envidia o recela. Generalmente quien hace un comentario sin conocimiento es alguien con baja autoestima o confianza, que quiere denigrar e intentar mantener distante a aquella persona de las otras relaciones que tiene”, afirma Montiel.
El especialista evalúa ese comportamiento como parte del ser humano. “Personas que hablan de quien no conocen, temen exponerse o sentirse agredidas, criticadas, invadidas de alguna forma, incómodas con aquellas actitudes. Dichas personas tienen dificultades en aceptar las diferencias y por eso son capaces de hacer comentarios sarcásticos, críticas de quien no conocen”, explica.
El psicólogo explica que hay tres tipos de calumnias. “La primera es la mentira pertinaz, la forzada. El que escucha puede darse cuenta que existe algún tipo de envidia, algo exagerado. La otra tiene origen en la persona que usa medias verdades para formalizar una mentira, un tipo de comentario más complicado porque quien la escucha puede creerla. Y la última forma de hablar de alguien es la correcta en su presentación, basada en la observación, no habla mal ni desprecia. Quien la escucha se da cuenta de que es una persona coherente.”
Sin embargo para lidiar con aquellos que hablan mal de usted, sin conocerlo, ser amigo o caminar a su lado diariamente, el psicólogo enfatiza que es necesario entender esto como un elogio. “En el caso que se anulara, acatara a observación de todos, si abandonara sus intereses por causa de los maldicientes, nadie hablaría mal de usted. Es por destacarse, por enfrentar adversidades, es por superarse que el otro tiene envidia. Por eso, entienda eso como una consagración”, finaliza Montiel.