Carolina, desde pequeña, estuvo inmersa en prácticas espirituales oscuras que había heredado. Los rituales prometían dar soluciones a su familia, pero solo les producía caos y sufrimiento. A continuación, su testimonio:
“Cuando era chica, mi papá hacía trabajos de brujería. Yo también los hacía en el río, donde tenía que decir unas palabras. Era un ritual con un espíritu que trabajaba con el agua. Cuando terminaba, me rodeaban las víboras y comía jabón en pan. Luego, no podía comer alimentos durante diez días. Supuestamente era para atraer la prosperidad. Quienes lo hacían creían que servía, pero estaban engañados al igual que mis padres y yo.
Nuestra familia estaba destruida. Tenía muchos hermanos y ellos se peleaban con cuchillos. Era una situación terrible que mi padre no podía controlar. Uno de ellos intentó abusar de mí, entonces mi padre me regaló a otra familia porque creía que esa era la solución. Debido a eso, sentía angustia desde chica. Me trajeron a Buenos Aires y la persona que me adoptó también quiso abusar de mí.
Ante esa realidad, decidí seguir buscando a los espíritus. Realizaba trabajos de muerte, de vudú, con muñecos, en el cementerio, usaba velas rojas, negras y amarillas. Estuve siete años en ese mundo.
Como no encontraba solución a mis problemas, tuve dos intentos de suicidio. La primera vez me quise tirar debajo de un colectivo. La segunda, debajo de un tren.
Hablaba sola, como si estuviera loca, tenía la mente bloqueada y no dormía. Sentía fobia, desesperación y que mi corazón iba a explotar. Estaba medicada y tomaba ansiolíticos.
La primera vez que llegué a la Iglesia Universal fue un viernes, a la reunión de liberación. Quedé impactada porque descubrí a quién realmente yo estaba sirviendo. Mi mente se abrió y descubrí el engaño en el que había estado. Vi cara a cara a los espíritus, a quienes yo servía. Los vi atados delante del Señor Jesús y descubrí Quién era el verdadero Dios.
Allí fui libre de todo lo malo. En la actualidad, mi vida es diferente. Gracias a Dios, ya no necesito más ansiolíticos ni ninguna medicación, duermo muy bien, soy una persona pacífica y feliz”.
Ella asiste a la Iglesia Universal ubicada en Av. Hipólito Yrigoyen 4310, Lanús, Bs. As.
Participá este viernes a las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más cercana a vos.