Cuál es, o era, su mayor sueño relacionado a la vida amorosa. ¿Conocer a un buen candidato? ¿Casarse pronto? ¿Superar un trauma? ¿Ver a su familia unida? ¿Dar un nuevo paso en su noviazgo y comprometerse? ¿Ver un cambio radical en su pareja?
Normalmente, los sueños que las personas tienen para su relación son lindos, tienen como objetivo la felicidad de los dos. Pero, muchas veces, en el camino de la vida se dan situaciones que hacen que esos sueños se conviertan en pesadillas. Y así, el verdadero amor parece una utopía, un deseo distante y aparentemente imposible.
La sociedad hace que la gente crea que la vida amorosa trae dolor y tristeza, y muestra al matrimonio como una prisión que trae aislamiento y soledad. Así, muchos se pierden en relaciones vacías o aceptan relaciones nocivas por miedo a quedarse solos.
La verdad es que ser feliz en el amor es, en el fondo, el deseo de todas las personas. Por eso, no deje que su sueño muera. No sea influenciado por el problema que está pasando. Existen estrategias que pueden cambiar el rumbo de su vida amorosa, pero para eso se necesita tomar actitudes.
Participe de la próxima charla de la Terapia del Amor y sepa qué hacer para hacer sus sueños realidad. Lo esperamos en Av. Corrientes 4070, Almagro, este y todos los jueves a las 10, 16 y 20 h.
Curaron las heridas del pasado
Debido al infierno que vivía en su hogar, Débora creció con la idea de que el matrimonio era algo malo. “Mis padres se llevaban mal, discutían constantemente, se gritaban, mi madre me decía que no me case, que el matrimonio era malo. A los 16 años tuve mi primer novio, que me engañó con todas mis amigas. Ahí pensé, ‘nunca más, ¿qué sentido tiene buscar otra relación?’. Desde ese momento no creí más en el amor. Salía con chicos, pero para pasar el rato, no me involucraba sentimentalmente con nadie”, cuenta.
Juan tampoco era feliz. “Salía con chicas, pero dentro mío tenía una indefinición, sentía atracción por los hombres. No lo aceptaba, pero seguía sintiéndolo. Busqué ayuda profesional, pero no me sirvió de nada, me decían que tenía que aceptar eso para ser feliz. Pero dentro mío había algo que me decía que no quería ser así. Pensaba en formar una familia, pero ese sueño era cada vez más lejano. Empecé a salir con hombres, tomé coraje, hablé con mi familia, y tiempo después llegué a la Terapia del Amor”, relata.
Cada uno por su lado, participaron de la Terapia del Amor. Juan cambió su situación: “Entendí que podía ser feliz de verdad, la indefinición desapareció, conocí a Débora, empezamos a salir y hace dos años y medio que estamos casados”. Débora logró sanar su interior: “curé mi corazón, abrí mi mente, entendí que es fácil conquistar una relación, pero lo difícil es mantenerla, por eso seguimos participando de las charlas, para mantenernos bien. Soy feliz, me siento plena”.
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