Considerada una “pandemia”, la diabetes afecta a todas las poblaciones del mundo y no distingue entre ricos y pobres. En Argentina, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2013, la prevalencia de la enfermedad pasó del 9,6 por ciento en 2009 al 9,8 en 2013, por lo que uno de cada diez argentinos la sufre.
La obesidad es el principal disparador de la diabetes tipo 2. El 44 por ciento de los casos son atribuidos al sobrepeso y a la obesidad.
La obesidad puede generar un estado de insulinorresistencia, es decir que aunque el cuerpo produzca cantidades adecuadas o inclusive elevadas de insulina, esta no puede cumplir su rol a nivel de los órganos blancos (como el hígado, el músculo y el riñón), en los que la glucosa es clave para las actividades diarias o para almacenarla como depósitos de energía.
Por eso es fundamental trabajar en la prevención y estimular la alimentación saludable, el ejercicio regular para combatir el sedentarismo y los controles periódicos para realizar un diagnóstico temprano.
La prevención primaria es la que se aplica cuando se intenta evitar que aparezca en la población de riesgo, como por ejemplo los familiares de los diabéticos, las personas que tienen sobrepeso u obesidad, son sedentarios o tienen alteraciones en las grasas sanguíneas, colesterol y triglicéridos e hipertensión arterial.
La prevención secundaria es la que contempla las acciones que tienden a evitar que el individuo que ya tiene diabetes sufra complicaciones. Finalmente, la prevención terciaria tiene por objetivo evitar la discapacidad y la muerte prematura.
¿La diabetes se cura?
Quienes sufren diabetes tipo 1 deben convivir con las aplicaciones diarias de insulina, mientras que los que sufren diabetes tipo 2 deben tomar medicación para estabilizar sus niveles de glucosa. Sin embargo, todavía no hay una solución médica definitiva para la enfermedad.
La vida después de la diabetes
Valeria Olivera enfrentaba distintas situaciones que la hacían sentirse mal y la imposibilidad de tener la vida que quería le provocaba mucha insatisfacción; solo cuando buscó la ayuda de Dios logró la sanidad y pudo realizarse en todas las áreas de su vida.
Ella tenía diabetes, por lo que debía seguir una dieta estricta y cuidar su salud, que también era afectada por el asma, todo esto la hacía sentirse frustrada. “A veces tenía que ir de urgencia al hospital”, cuenta.
Sin embargo, cuando comenzó a participar de las reuniones en la Universal aprendió a usar su fe y obtuvo resultados maravillosos. “Participé de las reuniones y fui sanada de la diabetes y del asma. Hoy puedo decir que soy una mujer completamente feliz porque logré conquistar mi sanidad, mi liberación espiritual y además me casé con un hombre maravilloso que me complementa”, afirma Valeria sonriendo.
Martes de sanidad, a las 8, 10, 16 y 20hs, en Av. Corrientes 4070 – Almagro.
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